(del laberinto al treinta)


viernes, 7 de marzo de 2014

Un chulako con tirilla

Recupero un viejo post que salió en la extinta La Colleja y que tenía guardado en el baúl de los rescates. Lo saco porque mi amigo Lucas León que desde su espléndida jubilación se dedica a zurrar la badana merecidamente a to lo que se menea en su blog Amarillo de estrellas ha tenido la gentileza de colocar en mi muro del feisbu un articulito sobre las últimas declaraciones del harchibero gadedralisio de la Mezquita, antes mezquita, en el que se muestra profundamente escandalizado por todas y cada una de las soplapolleces que suelta el correoso ejemplar de curiana de sacristía en la canchaza de dos paginas que le cede graciosamente La Hojilla Parroquial. Entre otras perlas, el menda, el cagónigo, viene a seguir sosteniendo, como desde hace años, que los árabes, langosta del desierto, no podían haber creado nada, que llegaron a Siria con sus tiendas y copiaron el arte cristiano, por lo que se puede decir que todo el arte islámico es de facto cristiano. Ergo la Mezquita, antes mezquita, forma parte de la historia del arte cristiano. La cosa no tendría más importancia, total una boca de ganso más que grazna, sino fuera porque este ganso pasa por ser, oficialmente, el mayor experto en la historia y en la hermenéutica del principal monumento de la ciudad. Añadiendo sólo la vergüenza de nuestra UCO, siempre tan devota de Frascuelo y de María pero que jamás de los jamases ha salido en defensa de lo que es su materia de estudio y dedicación, la Historia, frente a los ataques de desharrapados intelectuales como nuestro archivero trabucaire que encima les usurpa el lugar como mayor experto en la historia del arte de la ciudad.

Helo aquí el viejo post:

Era una tertulia abierta, con gente de todos los partidos. Nosotros allí sentados éramos más demócratas que los que pasaban con banderas por la avenida.

Manuel Nieto Cumplido. Cagónigo de la Mezquita (antes mezquita) de Córdoba.

Entrevista/enjabonamiento en la Hojilla Parroquial (22/01/12)

EL CAGÓNIGO (foto Ateneo)

Pongámonos en situación: La tertulia esa se celebraba en la terraza del bar Siroco (Avda. del Generalísimo esquina Cruz Conde) a finales de los años 70. En ella coincidían algunos de los los pijos transmutados en progres de moda de la levítica ciudad de Córdoba con oportunos franquistas mutantes e intelectuales perfectamente domesticados que hacían en ella sin apenas sobresaltos su revolucioncita de juguete sin más peligro para su vida que algún un traidor constipado en invierno propio de conspiradores a la intemperie, mientras disfrutaban no sólo de un rico vermú sino sobre todo del bienestar que el franquismo les había comprado para que fueran lo suficientemente fielecitos salvando la cara de valientes rebeldines. Pero desde luego tratando de poner los palos necesarios en las ruedas de la otra que se estaba gestando en la calle, esa que ya muerto el dictador les pasaba a veces molestamente, agriándoles un poco el vermú, por la avenida de su Generalísimo difunto con sus extrañas banderas y sus desagradables y ripiosos pareados no fuera que tuviesen que repartir al final lo que la vida en el simpático régimen del que entre risas rajaban les había cariñosamente proporcionado.

En ella actuaba como decorativo loro invitado para dar color púrpura al castizo contubernio el canónigo Nieto Cumplido, que ejercía por entonces, aparte de las labores propias de su sexo eclesiástico, de erudo local antes de convertirse gracias a ello en archivero de la Mezquita (antes mezquita) y posterior desislamizador del monumento. De la calaña de la Transición en Córdoba habla el hecho de que este canónigo llegara a ser nombrado delegado de Cultura del gobierno central de la UCERDÉ. Un auténtico demócrata de marca mayor, con pedigrí, como funcionario de carrera de un estado absolutista y teocrático al que juró fidelidad de por vida y por encima de cualquier otra instancia en grado de canonjía: la O.D.A (Organización Democrática por Antonomasia), la Iglesia Católica, en la rama de la Teología de la Trinqueración. Mucho, muchísimo más demócrata que todos aquellos que salían a la calle con sus banderas, sus herramientas de hacer pintadas subversivas, sus panfletos, sus conspiraciones tabernarias o clandestinas, su cuerpo a cuerpo corriendo ante los afilados colmillos de los perros uniformados del franquismo. Infinitamente más que los sindicalistas que se jugaban el pan y el físico en las fábricas. O que aquellos que por luchar contra el régimen que a él y a los pijos progres de la tertulia les permitía paternalmente conspirar tomando el vermú en la terraza del Siroco, eran torturados en las comisarías. Tan demócrata que en un ejercicio de ecuanimidad absoluto escribió un libro contando pormenorizadamente todos y cada uno de los crímenes contra religiosos cometidos -según él- por la República en Córdoba, sin dejar uno y elevándolos a la categoría de mártires beatificables. Lástima que se olvidara del genocidio-ajuste de cuentas posterior del que fue cómplice necesaria su Iglesia y que sólo en Córdoba capital proporcionó cuatro mil asesinados a sangre fría en las tapias de los santos cementerios. Ajusticiados, no mártires, claro. Los mártires sólo se produjeron entre los que promovieron la Cruzada y tuvieron la mala cabeza (o la buena, que el cielo ganaron) de ponerse a tiro de los rojos.

Están crecidos, los joíos. Lo que les costará hacer su contrarrevolución reaccionaria calladitos, sin faltar. Sin necesidad de cachondearse de los que se jugaron la vida para traer esta puta democracia en la que tan a gusto viven después de haber crecido revolcados en el lodazal fascista y que les ha consentido medrar y medrar y seguir jodiéndonos la vida a los que no creemos en sus infumables gilipolleces con la imposición de su asquerosa moral de sacristía. Y no les ha tenido en cuenta su pasado fascista, ni sus crímenes innumerables. Ni siquiera el hecho de que en pleno siglo XXI discriminen laboralmente a la mitad de la población mundial. Algo que atenta directamente contra la Constitución Española y contra la declaración de los Derechos Humanos. Más demócratas quel copón, ese con el que celebran sus conjuros.

Este tío es un insultador profesional un verdadero chulako con tirilla. Lo que está haciendo es propinar una patada en los bajos de la dignidad de los luchadores antifranquistas y pudiendo mantener la boca calladita mientras nos jode no lo hace. O sea, un BOCAZAS. Otra perlita que suelta el tipo, pero esta la dejo por si alguien que la sienta como más ofensa que yo la quiere contestar, en esta ciudad donde nadie contesta a nada y a estos desarrapados morales se les permiten soltar todas las burradas que quieran impunemente en la putrefacta prensa local. Ahí va:


Como historiador formó parte del comité de redacción de las Actas del I Congreso de Historia de Andalucía, celebrado en Córdoba, a lo que no le da ninguna importancia porque, confiesa “para mí el andalucismo pinta poco; me dieron un premio por un trabajo que hice sobre regionalismo medieval pero se confundieron, porque lo que quise era demostrar que Blas Infante no tenía ni idea de lo que era la historia de Andalucía”.

jueves, 6 de marzo de 2014

¿CABALLOS Y CAMELLOS COMPARTIENDO PESEBRE?

Como muchos nos temíamos la movida de la reclamación de la propiedad y uso público de la Mezquita antes mezquita, empieza a oler a azufre. Sumamente inquietante resulta el que el secretario general del Comité Español del ICOMOS, entre algunas cosas sensatas diga que incluso sobre la propia Mezquita podría generarse un uso compartido, generar espacios de diálogo y que la Unesco lo que premia es el diálogo entre culturas. A no ser que para tranquilizarnos aclare que ese uso compartido al que apunta se establecería entre el culto religioso católico ocasional y el uso estrictamente cultural de todo el espacio, o que el diálogo entre culturas lo haría entre la cultura religiosa y la cultura laica para llegar a acuerdos racionales de mínimos. Pero nos tememos que sus palabras lo que desvelan en realidad es una terrible insensatez oculta: que independientemente de la posibilidad de evitar la ilegítima apropiación que la Iglesia está en vías de consumar, hay un proyecto más o menos declarado de reislamización litúrgica del espacio no estrictamente de uso católico. O sea, no de avanzar en la desacralización de un monumento Patrimonio de TODA LA HUMANIDAD, no sólo de los católicos e hipotéticamente de los musulmanes, y en su uso para el disfrute y conocimiento de la historia y el arte para todos los ciudadanos del mundo, sino en convertirlo en más iglesia, más rollo religioso, aunque sea de otra marca, que nadie necesita. Como si no hubiera ya suficiente superinflación de espacios donde los consumidores de estupefacientes supersticiosos puedan satisfacer sus adicción como para que tengan también que usar los espacios comunes de cultura.

Y se trata de una insensatez fundamentalmente porque católicos y musulmanes como se dice que ocurre con caballos y camellos, son especies que no pueden compartir pesebre porque les irrita recíprocamente su olor. No pueden compartir verdad revelada distinta bajo el mismo techo, porque eso supondría la disolución de su exclusividad salvífica, que es la base de su creencia.

Por otra parte, en el improbable caso de que pudiera convencerse a unos y a otros de que desatinen de esa manera habría que explicarles a los musulmanes que el suelo del lugar donde van a apoyar sus encallecidas frentes para entrar en comunicación mágica con su dios se encuentra prácticamente empedrada de lápidas bajo las que putrefactan desde hace siglos orondos canónigos católicos e indeseables depredadores con títulos de nobleza. Solamente como información. Porque a lo mejor sólo ese conocimiento les genera el suficiente asco como para que declinen amablemente la invitación.

Respetable Señor Icómico, entérese, aquí no se trata de diálogo ni de enfrentamiento de culturas, al menos en el sentido que usted quiere darle, de convertir la Mezquita en un lugar donde se puedan dar besitos u hostias obispos y muftíes, sino de diálogo o enfrentamiento entre intereses económicos de una empresa privada dedicada a la comercialización de productos religiosos perteneciente a un estado teocrático absolutista por un lado e intereses culturales generales por otro, la moderna lucha entre los vendedores de superstición que no quieren perder su lucrativo negocio y las necesidades reales de una sociedad que cada vez los necesita menos. De consagrar uno de los espacios histórico-artísticos más importantes del mundo como un espacio estrictamente cultural, de disfrute de las joyas que nos legaron nuestros antepasados, fueran de uso religioso o civil. Los no creyentes y los que sí lo son pero que no siguen ya los dictados del Estado Absolutista Vaticano, somos cada vez más. Y reclamamos nuestro derecho a disfrutar de la cultura sin que medie en ella abrumadora publicidad de productos de índole estrictamente catequética, sean de la marca que sean.