(del laberinto al treinta)


sábado, 31 de mayo de 2008

PRAGA (del turismo artesanal e industrial)


A mí siempre me quedó muy grande el calificativo de viajeros que muchos aficionados al desplazamiento a tierras lejanas por su propia se conceden a sí mismos. Para justificarlo echan mano a múltiples triquiñuelas que les diferencien nítidamente de los adocenados turistas de manada. Que si la libertad, que si la longitud del periplo, que si la diferente mirada sobre las tierras y las gentes visitadas. Me parece una actitud extremadamente presuntuosa. El hecho de querer diferenciarse drásticamente de aquellos les lleva a faltar al respeto a la memoria y la imagen de los verdaderos viajeros del pasado (Burton, Ali Bey, Livington, Ibn Batuta) o del presente si los hay, cosa que yo dudo como puse de manifiesto en un antiguo artículo. Yo prefiero para mí la más modesta denominación de turista artesano frente a la de turistas industriales. Porque el concepto de turismo se impone claramente al de viaje como lo único posible hoy día dadas las circunstancias en que nos desenvolvemos. Aunque cada cual puede consolarse como quiera. Para los nativos visitados desde luego la diferencia se diluye en la realidad de la invasión y del negocio que suponemos para ellos.

Javier Echeverría en su hiriente libro Telépolis considera que el turismo, como las demás formas de ocio contemporáneo, no es más que una forma de explotación a que somete a sus súbditos el entramado empresarial que domina el mundo y que sostiene el nuevo modo de producción capitalista (modo de producción telepolista). En él se ha conseguido convertir el ocio de los ciudadanos en producción de beneficios, eliminando su posibilidad de discernir entre merecido descanso y diversión rentable para el capital, encauzando sus posibilidades de asueto sólo hacia aquellos canales capaces de generar beneficios a quien ya los consigue sobradamente a su costa en el tiempo de trabajo, disuadiéndolos contundentemente de perder el tiempo libre. ¿Desagerao? Léase el libro completo.



Praga es uno de esos lugares que han sido elegidos por el nuevo sistema de producción como emblemáticos, según la denominación más cara a las agencias creadoras de opinión de Telépolis, de las posibilidades, aún en pañales, de convertir, mediante la conveniente adaptación, espacios urbanos o paisajes naturales en espacios equivalentes a los grandes malls, templos de consumo en los que rentabilizar el ocio de los súbditos, en los que la oferta se diversificaría en productos debidamente etiquetados agrupados en espirituales o estéticos histórico-artísticos, experiencias místico-religiosas, tradiciones supuestamente ancestrales recicladas y reelaboradas o diversión estandarizada. La conversión de la realidad objetiva en simulacro para evitar riesgos de aventuras tal como los productos alimenticios de los supermercados llevan su etiqueta con fechas de caducidad y demás garantías sanitarias corona el proceso. Lo que llamé en cierta ocasión La kitschificación.



Y en Praga se ve que se han empleado a fondo. La conversión en un parque temático de su perímetro hace que a los nativos les sea imposible usar su propia ciudad. El caso de Córdoba no es comparable, porque el espacio ocupado por el parque es aún muy pequeño. Pero en Praga todo el casco antiguo está prácticamente invadido por las masas de fieles consumidores de turismo homologado. Todas las tiendas están dedicadas a extraer la plusvalía de los bolsillos de los visitantes-trabajadores mediante la oferta exclusiva del producto-souvenir. Todos los restaurantes están diseñados para uso de los hambrientos teleturistas. El famoso puente, parcialmente en restauración, es un hervidero continuo en el que es imposible conseguir una perspectiva medianamente consumible de su supuesta belleza. Incluso a las 7 de la mañana la panorámica es la de un par de centenares de listillos, intercambiando torvas miradas, defraudados en su pretensión de conseguir una foto del puente vacío. Las interminables filas de japoneses que siguen a un paraguas o a un Micky Mouse pinchado en un palo se suceden sin solución de continuidad por las callejas de Mala Strana, mientras por Stare Mesto un ruido ensordecedor salido de miles de gargantas admiradas de tanta belleza (sobre todo de las indescriptibles cristalerías de Bohemia de los escaparates) te producen la misma sublime sensación de un viaje por los pasillos del metro en hora punta. Por el caminillo acordonado que han tenido que habilitar entre las tumbas del cementerio judío para que los visitantes no las destrocen, sólo es posible andar a paso de explicación de guía ajeno a riesgo de parecer maleducado si te abres paso entre el gentío que dispara a tontas y a locas sus cámaras o sus móviles. Pero el espectáculo más emblemático es sin duda el del ritual del reloj astronómico cada hora en punto. Cientos de expectantes adoradores de ritos universales se apiñan bajo el famoso reloj aguardando con sus cámaras en ristre el momento mágico para inmortalizarlo. No se trata de verlo, sino de fotografiarlo. Como dura unos segundos el ritual se contempla a través de una pequeña mirilla o de la pantallita de cristal líquido de la digital so pena de no conseguir inmortalizarlo adecuadamente.



Otra sección del parque temático praguense está dedicada a cubrir las necesidades de las delicadas sensibilidades de los miles de gallardos y rubicundos jóvenes de extracción mayormente inglesa que por precios irrisorios vuelan los fines de semana desde sus mugrientos cubiles a disfrutar de uno de los mejores hooliganódromos del mundo: la plaza de Wenceslao (Vaklavsky Namesti), que parece haber sido diseñada con forma de hipódromo ex profeso para celebrar tanto sus descelebradas despedidas de solteros como sus victorias futbolísticas. Allí tienen toda la cerveza que necesitan, varios puestos callejeros donde surtirse de una enorme variedad de enormes salchichas y una policía entrenada para ser perfectamente comprensiva con los simpáticos excesos de la británica muchachada, que en chanclas, pantaloncillos y correctamente descamisados muestran a los viandantes las altas virtudes civilizatorias del mundo anglosajón mediante la emisión continua de un variado muestrario de berridos polifónicos y eructos de diferente longitud de onda.


Afortunadamente la ciudad invadida es sólo una parte de la total y nada más salirse uno del parque puede encontrarse la adaptación de la canción de los Pata Negra: Praga tiene dos partes, dos partes diferentes/ una para los turistas / y otra donde viven las gentes. Lugares donde camuflarse entre los nativos, tomar cervezas, comer y comprender que en todas partes cuecen habas y que la mayoría de la gente es amable y comprensiva con quien se comporta adecuadamente y visita la ciudad sin hacerse notar demasiado. Pero es que incluso en el mismo meollo donde los turistas se apiñan como ganado existen pequeños oasis donde resisten algunos locales que se niegan a abandonar sus lugares de reunión tradicionales. Me imagino que sufrirán las presiones del comercio y de la restauración adocenados, pero ahí siguen. En una calleja que sale de Husova, Řetêzová entre la plaza del Ayuntamiento y el puente Carlos resisten dos locales, uno frente a otro que frecuentamos varias veces y en los que siempre fuimos los únicos turistas. Un café histórico, el Montmartre, frecuentado por Kafka y Rilke y en el que se reunía la Praga Golfa prebélica y en el que tomar un vaso vino en unas sillas viejísimas, rodeado de fotos de escritores huyendo del bullicio cercano te transporta a otra época. Justo enfrente la Literarni Kavarna, un lugar frecuentado por jóvenes con pinta de intelectuales, en la que las cervezas y las tapas completan el atractivo del local. Y el más milagroso, U zlatého tygra, una de las más antiguas cervecerías de Praga, situada en plena Husova, a la que según leí llevaban a las manadas de turistas porque en ella estuvo el presidente Clinton, pero a la que las tres noches que intentamos acomodarnos en una de las pequeñas sillas de la mesa corrida la encontramos completamente abarrotada de nativos sin un sitio libre.

Pero la pregunta que nos asaltó continuamente a lo largo de toda la semana fue: si la ciudad está así de abarrotada en mayo, a principio de la temporada alta, ¿cómo estará en agosto?

ÍNDICE DEL VIAJE

PRAGA (de cervezas y defenestraciones)
PRAGA (de más cervezas, hipos y brontosaurios)
PRAGA (del turismo artesanal e industrial)
Catolicismo "gore" en Praga
Niño Jesús de Praga: la Barbie antecessor
Córdoba y Praga: escultura humorística

viernes, 30 de mayo de 2008

¿Extorsiona Federico a Pedro Jota?

Como ya conté en otra ocasión, nunca dejó de asombrarme que el Pequeño Talibán de Sacristía, también conocido como el Muñeco Diabólico de la COPE, no dejará pasar demasiado tiempo entre una y otra referencia al famoso video de Pedro Jota en algunas de su venenosas flatulencias expositivas, tanto orales como escritas. Ya dije que del famoso video no se acuerda ni dios, que en este país afortunadamente los líos de cama de los vecinos, por muy imaginativos, bizarros o pintorescos que sean no les interesan casi a nadie, a no ser que se encuadren en el negocio de la prensa rosa en la que tanto actores como presentadores, supuestas víctimas y supuestos verdugos están conchabados y pegajoseados por la más resistente de las materias conjuntivas: la pasta. Todos los medios de comunicación de este país dieron una prueba de sensatez colosal, cuando al contrario de lo que suele ocurrir en países cercanos, decidieron correr un tupido velo sobre el asunto, cerraron filas en torno al derecho a la intimidad del sátiro y condenaron la trampa a que fue conducido. La repugnancia de la razón siempre se dirigió hacia sus métodos canallescos de hacer periodismo y nunca hacia sus preferencias sexuales.

Pero su compadre Federico vuelve a regurgitar una y otra vez, litúrgicamente, el famoso video, ya olvidado, como si pretendiera resucitar una y otra vez en la memoria de todos los españoles las imágenes en él grabadas. Pero sobre todo, y esta es mi impresión, para recordarle algo al propio Pedro Jota. No me extrañaría nada que tuviera algún as escondido en la manga con que chantajear al marido de la más cretinizadora de nuestras modistillas.

Pero hacía tiempo, sin embargo que no tocaba el clarín del video. Lo ha vuelto a sacar precisamente ahora, cuando la pequeña viborona se ha visto realmente acorralada y le ha visto las orejillas al lobo del despido en la COPE, que no ha ocurrido por los pelos puesto que estaba propiciado por su otrora mentor Monse Cañizares, el Pasarelas y que no se ha hecho efectivo por decisión digital personal del baranda de la Confe, el Siniestro Rasputín de Villalba (vaya pueblecito, patria también del tiranosaurus fascistus Fraga), Monse Rouco Varela. Y cuando el juicio de Gallardón amenaza con crujirle los huesos sacándole un pastón y convertirlo en la irrisión de todo el mundo, traicionado como ha sido por los políticos de la derecha cavernícola por los que se ha dejado la piel de la garganta en los micrófonos desde hace años. Ya, aparte del melífluo y diarreoso expresidente de la AVT y de los caniches saltarines de su tertulia, sólo lo defiende a capa y espada el tonsurado director de El Mundo. Raro, raro, raro ¿que no? Pa mí que lo tiene cogido por los güebos.

Yo ya estoy deseando ver la caída definitiva del enano articulado para conocer el contenido del chantage.

miércoles, 28 de mayo de 2008

PRAGA (de más cervezas, hipos y brontosaurios)


De los muchos lugares que frecuentamos a lo largo de la semana en Praga el título de favorito lo consiguió en seguida una taberna escondida en plena Mala Strana, a escasos 50 mts. de la calle más turística de la ciudad, Nerudova, permanentemente abarrotada por las manadas de guiris que bajan del castillo buscando un restaurante donde ser saqueados a placer. La encontramos por casualidad en un callejón paralelo en el que sólo parece existir la puerta de la taberna, a dos pasos de la esquinera escultura dedicada a Churchill, que a saber qué carajo tendrán que agradecerle los praguenses. Y se llamaba, y se llama U Hrocha, El Hipopótamo. Aparte de su discreta situación la capa de pintura que pedían a gritos sus paredes debía ahuyentar suficientemente a los turistas. Las cinco o seis veces que fuimos sólo encontramos a aborígenes trasegando cervezas o saboreando alguna tapa de la menguada pero exquisita lista que exhibía. Sí: tapas. Pueden llamarse así. Se trata del equivalente a una media ración de aquí, la medida que comienza a ser la estandar en España ahora que la tapa convencional está desapareciendo de los bares. Nuestras favoritas unas gruesas salchichas rellenas en vinagreta, un queso frito y sobre todo unos riquísimos arenques ahumados en aceite y con guarnición (uzené matjesy). Como en casa. Nuestra Sociedad de Plateros en Praga.



Al tercer día ya conseguimos que el tabernero nos considerase dignos de regalarnos con un apunte de sonrisa, tal ven en compensación por mi valerosa pretensión de pedirle todo en un titubeante checo aprendido en un curso de conversación Pimsleur básico que me bajé del emule un mes antes, tras notar el bajón de la calidad de mi pronunciación de la jodida letra "ř" tras la cuarta jarra de Pilsner Urquell (Pilsener tradicional). Una recompensa que él nunca sabrá cuán feliz me hizo. La tal letra se pronuncia poniendo la lengua como para hacer sonar la "r", pero pronunciando "ll". Jodido de verdad. Y con cuatro jarras encima, ni te cuento. Para colmo los servicios de caballeros contaban con unas magníficas pinturas rupestres de temática erótico-cervecera que espero que conserven para las generaciones venideras.



El checo es mi primera incursión en las lenguas eslavas y probablemente la última. Me encantan las lenguas y procuro aprovechar los lugares que visito para tantear los rudimentos de las se que hablan en ellos, captar aunque sea mínimamente su funcionamiento, Pero me voy haciendo viejo y mi capacidad de entusiasmo se va enturbiando y mi paciencia encogiendo. Y eso que el checo es una de esas lenguas que me caen bien porque no caen en la vulgaridad de acoger los barbarismos con servil complacencia. No. A las patatas no las llaman como la mayoría de las lenguas con acusada personalidad con un vocablo descendiente de las originales incaicas o de la marcial palabra alemana y rusa kartofen. La llaman brambora, palabra que tiene un dulzón aroma de viejo festival de San Remo. Yo además pensaba que para llamar a la cerveza, y con la lógica excepción del chino, que la llaman dramáticamente pi-djió, sólo se admitían en todo el mundo dos ramas denominativas: la universal de bière, birra, bier, etc., provinente de las lenguas germánicas y la de los atravesados de los hispanolusos que usamos el extrañísimo vocablo provinente del celtolatino: cerveza, cerveja. Los checos por su parte y sólo por joder la llaman pivo, que está jodidamente más cerca del chino que de cualquiera de sus primas indoeuropeas. Para que no te confíes ni un gramo. Dva pivo, prosim. Dos cervezas, por favor. Con sólo esas palabras mágicas lo que te sirven son dos jarras de medio litro de la cerveza de más tiro en la taberna. Por 1€ el ejemplar.

Lo de chapurrear un poco de checo no siempre da buenos resultados. Sobre todo si se hace con la perfección que yo alcancé. Otro de nuestros lugares favoritos, este sí recomendado por el Filósofo, fue el Ferdinanda. Un local muy sencillo decorado con motivos ferreteros. Las lámparas y los servilleteros son cubos de cinc y las aceiteras están dotadas de un asa formado por la cabeza de un potente martillo. La cerveza es excelente, sobre todo la negra Sedm Kulí (Siete Balas), llamada así en "homenaje" a los siete balazos que recibió en Sarajevo el Archiduque Franz Ferdinand, fundador de la cervecería, según nos informa Max en la entrada que le dedica en su blog. Lo dicho. Otra muestra más de la alegría de la huerta checa. Bueno pues la primera vez que fuimos sólo había dos clientes y el camarero, un mocetón simpático para los estándares locales. Saludé en checo (dobriden) y pedí las consabidas dva pivo. Con las pivo nos trajo la carta. Una carta en un pulidísimo checo, lleno de acentos de todas las clases, volcados a la izquierda, a la derecha, circunflejos, circulitos... Así que mientras trasegábamos la primera jarra nos entretuvimos peleando a brazo partido con la dichosa carta con la inestimable ayuda de nuestro mini diccionario y de los vocabularios culinarios que habíamos bajado de internet en formato de cómodos folios, para tratar de descifrar las maravillas culinarias que nos ofrecía. Más que una mesa de bar parecía el bufete de un arquietecto. El camarero contemplaba alucinado nuestro despliegue papelario desde la barra. Ya digo que no había ni dios en el local. Al final encontré el famoso Pečené vepřové koleno, codillo de cerdo asado y C. se pidió un gulash (carne de ternera en salsa de páprika). El 75% de la carta se quedó sumido en la más profunda oscuridad para nuestros entendimientos. Cuando llegó el koleno estuve a punto de sufrir un ataque de colesterol ocular sólo ante su vista. Podría haber pasado por un codillo de brontosaurio. De hecho lo primero que pensé es que el marrano al que perteneció, en su estado natural vivo y de pie me sacaría, de pie yo también, por lo menos dos cuartas por encima de mi cabeza. Cuando recibimos la cuenta venía también todo lógicamente en checo normalizado, pero curiosamente al final del todo habían subrayado con rotulador fosforito limón un TIP IS NOT INCLUDED, lo que me pareció todo un detalle políglota de la casa.



A los dos días, todavía con la resaca digestiva del codillo, que deglutí entero, volvimos al Ferdinanda. Como el local estaba lleno compartimos mesa con dos rusos (llevaban una guía de Praga en cirílico) que andaban ya en los postres. Encima de la mesa una carta exactamente igual que aquella con la que nos peleamos dos días antes. Comenzamos a ojearla alegremente y al poco nos sorprendimos del altísimo nivel de checo que habíamos alcanzado en sólo dos jornadas. Hasta que nos dimos cuenta de que lo que estábamos leyendo estaba escrito en un correctísimo inglés de Oxford con las especialidades de la casa perfectamente inteligibles. Cuando el camarero se acercó a servirnos las primeras dos jarras sentí un irresistible impulso de dejarle caer como por descuido la aceitera del martillo en su pie mientras le susurraba con mi mejor tono compungido: Oh, prominte (lo siento): eso por lo de la carta del otro día, cacho penco. Me reprimí como pude pero desde luego no le dejé ni un chavo de propina como la vez anterior. No creo que lo hiciera por mi buen acento checo, pero por si acaso no volví a intentarlo. De todas formas volvimos una vez más a comer y se convirtió en uno de los más agradables lugares donde estuvimos. Perdoné magnánimamente al camarero y le restituí la propina.

(Continuará)

ÍNDICE DEL VIAJE

PRAGA (de cervezas y defenestraciones)
PRAGA (de más cervezas, hipos y brontosaurios)
PRAGA (del turismo artesanal e industrial)
Catolicismo "gore" en Praga
Niño Jesús de Praga: la Barbie antecessor
Córdoba y Praga: escultura humorística

lunes, 26 de mayo de 2008

PRAGA (de cervezas y defenestraciones)

Una de las famosas defenestraciones de Praga


Una de las cosas que he podido comprobar en mi viaje a Praga es que la fama de mala follá de los checos es merecida. Mala follá que en algunos casos se transfigura en mala hostia. Claro que hay que tener en cuenta que la ciudad, aparte de por sus magníficas cervezas, por el jamón cocido y el puente de las estatuas, es conocida por sus defenestraciones. A la mínima que se mosquean te tiran por una ventana. Ya sé que soy injusto generalizando y que no todos los praguenses tienen el mismo grado de mala follá e incluso que habrá alguno que no lo sea, pero realmente me hubiera gustado encontrarlo. Yo reconozco que haber estado 40 años sin Macdonalds, carecer de playas propias y haber sido en los últimos años invadidos por millones de guiris horteras con la sensibilidad de un cangrejo agría el carácter, pero deberían hacérselo mirar de todas formas.

Nada más salir del aeropuerto tuvimos una buena muestra de la mala hostia praguense cuando un conductor del Bus 100, un tipo con cara de torturador de la Stasi portador de chulescas gafas negras y camiseta embutida para marcar los bíceps nos expulsó de malísimas maneras del autobús tras subirnos en él en la parada por un lógico error, mientras nos ladraba en un dialectal praguense del más puro estilo barriobajero. Una vez abajo el tipo, mientras seguía con sus ladridos, se señalaba violentamente los ojos y luego un letrero móvil digital que había en el lateral de la caja que avisaba en checo y en inglés que ese autobús ya no iba a la ciudad. Antes de darme la vuelta me quedé mirándolo alucinado y le ladré a mi vez en un perfecto castellano barriobajero: tú lo que eres es un cabrón, ¿cómo coño quieres que lo sepa si cuando miré el letrero estaba en checo, cacho gilipollas? El barriobajero es una lengua franca que todo el mundo entiende, así que por eso lo escuché jurar, esta vez hasta en arameo barriobajero, mientras nos alejábamos hacia la parada, no sin temor a que corriera a apuntillarme traidoramente por encima de la mochila que llevaba a la espalda o me defenestrara directamente unos cuantos dientes.



Me habían hablado de la proverbial mala follá de los camareros checos sobre todo, pero no de la del resto de los oficios y ocupaciones de la población de la bonita ciudad del reloj-teatrillo. La del personal del hotel de la calle Štěpánská donde nos alojamos por ejemplo, era refinada, pero incisiva. Y desde luego, la mala follá de los camareros praguenses no es una cosa que me fuera asustar viviendo como vivo en Córdoba, la ciudad con el gremio tabernero que acumula más mala follá del hemisferio norte en su conjunto, dicho sea sin ánimo de ofender. Yo a veces llego a pensar que los seleccionan mediante alguna secreta fórmula consistente en hacerlos beberse un litro de vinagrazo sin pestañear justo antes de servir unas aceitunillas manidas.


Pero una vez comprobada la hermandad gremial tabernera entre ambas ciudades se impone marcar la diferencia: los taberneros praguenses, al contrario de los cordobeses serán unos malas follás pero son eficientes, de una profesionalidad impactante. Eso ya lo había leído en la página del Filósofo Cervecero que me ha servido de guía en mis recorridos tabernarios. Una guía que si bien nos sirvió magníficamente al principio luego se hizo innecesaria cuando comprobamos la alta calidad general de las hospodas y restauraces praguenses, siempre que se alejara uno lo suficiente de los locales-trampas para turistas que proliferan en el cogollito del casco antiguo.


La cerveza es excepcional y aunque yo no soy un experto y no soy capaz de detectar tantos matices en sus sabores como mi admirado Filósofo, sí que he probado todas las que he podido a conciencia y realmente he disfrutado como un niño en una tienda de chuches. Recuerdo especialmente las turbias cervezas del Pivovarsky Dům, con un acusado sabor a cereales, la que ofrecían en la Pivní Galerie (Galería Cervecera) un lugar muy alejado del centro, en el que venden parafernalia cervecera, camisetas, botellas de todos tipos y tiran una cerveza de barril excelente y una cerveza negra (a la que yo no soy muy aficionado) la Sedm Kulí (Siete Balas) del Ferdinanda. Pero en cualquier sitio siempre hay buena cerveza magníficamente tirada y servida en cómodas jarras de medio litro y un poco más marcado con una línea para la hermosa corona de espuma. En Londres me llamó la atención que las pintas en los pubs se sirven sin espuma. Cuando pregunté a mi amigo Carlos, gran conocedor de las costumbres inglesas, la causa me explicó que los vasos son de una pinta exacta, y que ellos pagan por esa cantidad y toda la espuma que contenga es cerveza de menos que beben. Los checos lo han solucionado añadiendo un par de dedos más a las jarras y así pueden disfrutar de la textura, frescor y aroma de la rizada espuma cervecera sin pagarla.


La mala follá tabernaria cordobesa se nota también en la costumbre-estafa impuesta desde hace unos años de no colmar las copas de medio (la medida cordobesa del vino de Montilla), dejando una corona de un dedo vacío, como para santificar nuestra infinita paciencia de senequistas empedernidos.

(Continuará)



ÍNDICE DEL VIAJE

Supersticiones: PRAGA (de cervezas y defenestraciones)
Supersticiones: PRAGA (de más cervezas, hipos y brontosaurios)
Supersticiones: PRAGA (del turismo artesanal e industrial)
Supersticiones: Catolicismo "gore" en Praga
Supersticiones: Niño Jesús de Praga: la Barbie antecessor
Supersticiones: Córdoba y Praga: escultura humorística

domingo, 25 de mayo de 2008

El basural de la derecha española

(1)


Ojalá me equivoque, pero los comentarios políticos que vengo leyendo de los expertos de cuyos análisis me suelo fiar me parecen demasiado optimistas en relación a las posibilidades de Rajoy de salir adelante. Realmente yo también tengo ganas de que esta derecha jurásica que padecemos sea enterrada junto al Cid, Menéndez Pelayo y el Caudillo y su sepulcro sellado con las famosas siete llaves. Ello permitiría que la alternancia entre ambos partidos mayoritarios, ya dueños de la arena política española sin remedio en permanente negociación con la cascarria nacionalista, no fuera tan traumática, pero sobre todo obligaría al PSOE a definirse respecto a los presupuestos tradicionales de la izquierda. Y entonces sabríamos claramente si es o no es. Yo seguiría sin votarles por principios y además no tendría que exigirme tóxicos sacrificios para evitar la llegada de la extrema derecha. Pero sobre todo nos desahogaría un poco al importante segmento de la población, ahora disperso, difuso y diluido que exigimos la presencia de una formación de izquierdas que nos represente en igualdad de condiciones electorales que los demás ciudadanos, sin trampas correctoras en el recuento de votos.

Y eso es lo que parece que quiere vender este moderado sobrevenido que después de pilotar la nave ultraderechista, conspiranoica y preconciliar durante cuatro años pretende echar ahora a la oficialía, cambiarla por unos pimpollos pero salvándose él. Como decía SANTOS JULIÁ el domingo pasado que le están diciendo los desfenestrados por el giro de Rajoy: No, majo, si nosotros caemos, tú te vienes con nosotros. Ahora te vas a enterar, Marianito de lo que es una verdadera conspiración. SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ después de hacer un lúcido análisis de las intenciones y movimientos de los caimanes peperos, en particular de la ofídica perfidia de Esperanza Pordió, concluye con que parece que la táctica de arañar días sin que surja una alternativa creíble de Rajoy le acabará llevando entero al Congreso y a una posición más fuerte para reorganizar sin demasiados costes el partido. Palinuro, probablemente el más pesoeísta de los blogueros carismáticos, ha ido en tres días evolucionando del optimismo deliroide a un moderado pesimismo a la vista del éxito de la llamada a la resistencia de los neofranquistas, pero sobre todo, y esa es mi aportación, de la mafia mediática mundano-copera. Sólo el viejo zorro de JAVIER PRADERA muestra su indisimulado goce por lo que llama demolición controlada del PP. Pero no mienta la bicha.

La bicha es la alianza mafiosa que desde hace unos años establecieron dos medios de comunicación que representan al neofranquismo que se cree suficientemente maquillado, pero que cuando se mosquea se le corre la pintura y se le marcan las arrugas de vieja harpía. Como buenas harpías no admiten la disidencia y así declararon la guerra al ABC, medio de la misma cuerda pero que se había desmarcado de las teorías paranoides conspiranoicas. Como ya lo conté en OTRA OCASIÓN no me extiendo. Al final ganaron y consiguieron congregar en la sacristía a todos los medios fachas del país. Ahora, La Razón que siempre fue de nadar y guardar la ropa ha sido declarada, ayer mismo, traidora y su director tildado de puñaladista trapero por haber pedido tímidamente mesura. Deseando estoy escuchar el próximo cónclave a ver, si tiene güebos Marhuenda de ponerse a tiro del Talibán, cómo se defiende de los hachazos.

Mi duda, la que planteaba en la anterior entrega del culebrón, era si el Obispero decidía, por puro practicismo interesado, subirse al carro moderado y supuestamente ganador de Rajoy o apostaba por lo mismo que ha hecho siempre: el degüello. Y apostó por lo último. Los Monses, Cañizares y Rouco a la cabeza han renovado al Talibán, apostando por el acoso y derribo del moderado converso. Aquí no valen medias tintas. Y ahí es donde yo discrepo del optimismo más o menos generalizado. La fuerza del contubernio me parece que está siendo minusvalorada irresponsablemente. Yo, a pesar de que había jurado a mis gatos que me quitaría de la droga federico-tertuliana, no he más remedio que caer como el yonqui cae cuando se festeja la llegada de mercancía de primera, sin cortar. Así he vuelto irresponsablemente a la liturgia diaria de la agujita y la cucharita de la federiquina.

Nunca hubiera soñado la Iglesia española contar a su servicio como cuenta con un Savonarola del calibre de Federico Jiménez Losantos que desde el púlpito esquinero florentino de la COPE azota las conciencias y la seguridad de los que pudieran perjudicar el monopolio moral de la Verdad Revelada de la Única Religión Verdadera. Y su bolsa, claro. Y Federico, que es muy listo, sabe que como al Savonarola histórico, cuando al Obispero le interese lo quemará públicamente. Pero mientras...

Estos dos últimos días han sido delirantes y desde luego yo no minusvaloraría las salvas de venenazo que han derrochado y están dispuestos a derrochar contra quien ha osado poner en duda su derecho a decidir las líneas maestras salvadoras de la nación, la familia, el municipio y el sindicato del partido conservador español. El bombardeo matutino continuado durante un tiempo más o menos largo de las mentes de los fachas de este país por parte de los dos medios, COPE Y El Mundo no las dejará indemnes. Pedro Joder ha pedido ya la rebelión de las bases del partido y ha llamado idiota malvado a Maricomplejines y el Talibán está desatado, inconmensurable, cada vez más brutal en su mala leche, mala baba, mala entraña, como una mítica furia, como un titánico Don Berrinche, pero en enano, cojo y fgenilloso. Un verdadero cabrón.

Como sé que muchos de vosotros no estáis inmunizados, sois unas criaturitas de alma limpia que no podríais soportar sin vomitar un solo programa del Talibán, he hecho de buzo de cloaca y he rescatado del pozo de mierda del último programa algunas perlas. Sólo son unos minutos. Luego os laváis las neuronas con una sesión de Gabilondo.

A aquellos que tienen algún gramo de esperanza o de convencimiento de que este tipo de frikismo político no tiene futuro sólo tienen que mirar a su alrededor. Italia y Francia ya han sido conquistados por él. Y los tiempos que se avecinan, de los que son síntomas por ejemplo el inútil pero no absurdo control en los aeropuertos y el abono en dosis concentradas de una futura oleada continental de xenofobia, serán más malos y nos volverán más ciegos.


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(1) Montaje de autor desconocido que me ha llegado vía email entre los sienes y sienes de pequeñas gilipolleces que cariñosamente me mandan los amigos.



ADDENDUM DE HOY MISMO:

El periodista Fernando Jáuregui decía esta tarde en el diario digital SIGLO XXI:



El diario barcelonés "La Vanguardia" titulaba ayer su portada con una información en la que contaba que el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Rouco Varela, tiene desconcertada a la ejecutiva de la dirección oficial de la Iglesia católica española, y al propio nuncio, monseñor Monteiro, con su apoyo a los enemigos de Rajoy, en general, y a algún periodista que distingue al presidente del PP con su hostilidad, en particular. El periodista, Federico Jiménez Losantos, estuvo a punto de ser cesado hace diez días en la influyente emisora episcopal, pero el apoyo de Rouco a favor de su continuidad desequilibró la balanza. Y eso que hasta monseñor Cañizares se pronunció en contra de la permanencia del polémico director de las mañanas de la COPE, según el rotativo catalán. Ello ha llevado a algunos comentaristas y observadores a especular con la hipótesis de que desde ámbitos cercanos a monseñor Rouco se estarían moviendo algunos hilos importantes en la estrategia de acoso y derribo a Rajoy.



Ahora todo encaja en el universo como un enorme puzzle sideral. Gallardón ya lo ha dicho: El PP ha de ser optimista, tolerante y aconfesional. La reacción de la bestia parda purpurada está sólidamente fundada.