(del laberinto al treinta)


lunes, 23 de enero de 2006

Exilio

Estos días ando un poco flojo. La causa es, parcialmente, que vivo un intermitente exilio que no me deja concentrarme. Desde hace diez días, cada mañana, he de viajar un porretón de kilómetros hasta mi nuevo puesto de trabajo. No son demasiados para gente acostumbrada, pero yo siempre tardé exactamente 10 minutos en desplazarme de mi casa al curro y se me hace bastante cuesta arriba gastar una hora en ello. 80. Ochenta kilómetros. Una buena parte por autovía. Que sí, que es una nonada, pero a ver... tengo que recorrer dos travesías infectadas de semáforos (aparte de la salida de la ciudad, claro) y atravesar todo el pueblo fin-de-trayecto. De noche. A veces miro a mi derecha las cimas de las negras lomas por si veo la silueta de un lobo aullando al corazón de la noche. A las 8 que es mi hora de entrada aún no ha amanecido. ¡Y los vehículos fantasmas que aparecen en la carretera secundaria que he de tomar durante 12 kmts., qué! Se trata de unos extraños y bizarros acorazados de enormes ruedas y tambaleante andar cargados de inútiles ramas u otros productos del agreste laboreo que taponan toda la carretera y de los que sólo aciertas a ver a lo lejos una luz-sirena intermitente que te avisa de su jodida presencia. Adelántalos. He llegado a pensar que los sacan a esas horas para jodernos a los urbanitas que invadimos sus territorios. Eso parecen decir sus hirsutas sombras en las cabinas cuando consigues alucinadamente sobrepasarlos. Luego adivina la secuencia de las curvas...
El caso es que durante una indeterminada temporada me toca quejarme y justificar con ello mi proverbial pereza. Pero no todo ha de ser negatividad inconsolable. La megafonía del viejo coche que me he agenciado aún funciona y es capaz de hacerme feliz durante esa hora de peligro y de zozobra. Como animal de costumbres fijas que soy siempre empiezo el viaje con la misma maravilla:


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Ya veis cómo me he modernizado. Poca chicha literaria, pero avances tecnológicos sin cuento...
Comentarios
Vacillo per terror del primo errore... Hëndel... Donna, che in cel di tanta luce splendi. ¿Anne Sofie von Otter?
Cayo Anneo Paco — 23-01-2006 19:30:11
Welcome to the club!No es por desanimarte, pero conforme pasa el tiempo, lejos de acostumbrarte, cada día jode más. Por lo menos es mi caso.Y vete preparando porque si te impresiona adelantar tractores espera que saquen a pasear las cosechadoras...De todos modos no deberíamos quejarnos demasiado porque sabemos que no va ser así para siempre,no?Un beso desde mi exilio un poco más al norte
mele — 25-01-2006 21:28:15

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