(del laberinto al treinta)


domingo, 4 de junio de 2006

Qasida de Tetouan (qâim ua nusf)


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Rifeñas yebaliesPor lo demás paseos por la medina atestada siempre, seguir el río de gente atravesando las diferentes zonas donde se agrupan los oficios como en la Edad Media. El Suq al Huts, pequeña plaza al pie de un castillete es un buen lugar para observar a las yebalíes (de la Yebala, la Montaña), con sus enormes sombreros de paja adornados de cordones de lana azul, tan diferentes físicamente de los demás bereberes del sur y de los árabes. Me fascinan sus rostros rubicundos, a veces hasta pecosos, y sus ojos claros en una gama que va del avellana oscuro al azul cielo. Me reí mucho hace años cuando un estudio, parece que bastante serio, demostró que con quienes más están emparentados genéticamente los yebalíes era con los vascos, lo que desató las desatables iras del iracundo Arzallus. En dicha plaza venden las yebalíes sus tradicionales toallas, piezas de lana listada en rojo que llevan siempre las mujeres a modo de delantal.
Justo debajo del castillete hay un arco de donde sale la calleja que lleva a una zona mucho menos bulliciosa y más interesante que termina en Bab Saida, de la que hablé en la anotación anterior. Siguiendo la calle principal de Suq al Huts se llega al Jarrazin, el zoco de los curtidores, al Suq al Foki, Rifeñas yebaliesdonde el olor a pan lo llena todo y más adelante, y ya casi en Bab al Maqabar (Puerta del Cementerio, de donde procede la palabra española macabro) al de los ebanistas, en donde predomina el penetrante olor de las maderas aromáticas.
La vista de Bab Maqabar desde dentro es uno de mis paisajes urbanos favoritos, los dos arcos enmarcados por el muro blanquísimo, la ropa tendida en las azoteas (incluso disfrutando de la extravagante pincelada de las parabólicas), el trozo almenado de muralla, las pieles de cordero de la tenería colindante puestas a secar sobre las gradillas componen un cuadro de un orientalismo sencillo y natural que me fascina por eso mismo. Bab Maqabar
Una vez fuera las tumbas se derraman ordenadamente a los dos lados del camino. La entrada desde el cementerio nos enfrenta directamente con la barroquísima fachada de la zaouia El Harrak, a la que perteneció el recientemente fallecido músico Abd al Sadiq al Shaqara, que en España llegó a ser conocido por participar en el espectáculo Macama Jonda que montó José Heredia Maya en los 80 y por el precioso disco en él basado que grabó junto a la Negra (madre de Lole) y parte de la familia Montoya, en el que se fusionaban con sorprendente éxito el flamenco y las nubas andalusíes.
En las décadas anteriores Tetuán gozó de una fama, relativamente merecida, de ciudad infectada de timadores y pesados cazaturistas. Y apunto lo de la relatividad porque en realidad la verdadera culpa fue de la demanda. Durante años miles de turistas, fundamentalmente españoles, que bajaban al Moro con sus propios vehículos paraban en Tetuán en su camino hacia Chaouen y el sur sólo por ser el lugar más cercano a la frontera de Ceuta para pillar el hachís que fumarían el resto del viaje. Ello hizo que muchos buscavidas se aprovecharan de dicha circunstancia y montaran a la entrada una serie de ingeniosas trampas para desplumar a los pobres pardillos nasranis (nazarenos, cristianos). La más común consistió en llevar a los incautos compradores a una casa, en cuyo patio, rodeados de niños y vecinas tendiendo la ropa (lo que en principio alejaba falsamente las sospechas), eran obligados, siempre sin violencia, sólo con la intimidación de hacerlos sentirse en territorio comanche, a comprar una cantidad 20 o 30 veces superior a la deseada, cantidad que era irremediablemente abandonada en la primera esquina tras conseguir salir asustados de la aventura. Al calor de este negocio muchos otros intentaban también hacer de guías comisionistas para las tiendas de artesanía o para los hoteles baratos de la zona..
Hoy todo esto es cosa del pasado y en cuatro días no hemos sufrido ningún tipo de presión de la que era normal hace años en cualquier lugar de Marruecos.
Aunque no hacía tanto tiempo que no volvíamos a Marruecos me fijé especialmente en los avances del integrismo en la vida de la gente en general y la verdad es que no conseguí distinguir demasiados cambios. Algunos barbudos, que ya existían desde hace años, y los mismos pañuelos de siempre, algunos adornando la cabeza de preciosas chicas jóvenes embutidas en ajustadísimos vaqueros que moldeaban una visible masa glutear movida al ritmo sabio de la coquetería. Por ahora los intentos del wahabismo por hacerse con las conciencias de los marroquíes, mediterráneos y un pelín politeistas, como sus vecinos del norte los andaluces, en su tendencia a adorar más a los santos y santas venerados en zaouias y ermitas que al propio Dios Clemente y Misericordioso. De todas formas mi amigo Rachid , aunque nada sospechoso, no ya de integrista sino ni siquiera de religioso, defiende la teoría de que han sido las prédicas de los islamistas, concretamente de Justicia y Caridad las que han moralizado a muchos miembros de las capas populares, enfrentándolos con la contradicción que supone acusar a los gobernantes de corruptos cuando el deporte nacional ha sido siempre tratar de estafarse mutuamente (y no sólo a los turistas) en los precios de los productos. Realmente yo he constatado una moderación sorprendente en la razonabilidad del sistema de precios inusual hace sólo unos años. Pero no estoy muy seguro de que la causa sea la que apunta mi amigo, sino más bien una especie de autorregulación automática e inconsciente por cansancio de la propia sociedad marroquí. Pero él insiste y pone como ejemplo algo que yo mismo le había contado: lo conseguido en Sudamérica por los predicadores evangelistas que han logrado domesticar a miles de borrachos y delincuentes empleados hasta entonces con sus pecados en la destrucción sistemática de sus propias familias. No sé, no sé...
La mellah (barrio judío) de Tetuán es sin duda el más interesante de Marruecos, junto con el de Fes, mucho más aristocrático. Un pequeño barrio adosado a la medina de callejas estrechas pero rectas, con arcos blanqueados y altos escalones en las puertas fue el lugar de residencia de los sefardíes durante siglos, hasta que una compleja serie de factores derivados de la creación del estado de Israel lo fue despoblando a lo largo de las últimas décadas. Hoy no queda ninguno y sus casas están ocupadas por musulmanes.
Otro dato curioso de la medina de Tetuán son los diferentes dibujos de los herrajes de las puertas, que hacen referencia a la diferente procedencia (Córdoba, Sevilla, Granada) de los antiguos andalusíes que repoblaron Tetuán a los largo de los siglos y de varios y seguidos exilios. No conseguí averiguar la exactitud de esa referencia pero sí constaté que las más corrientes son las que muestro en la foto. En la medina de Rabat, tras la roja muralla llamada De los andaluces, Herrajesse conservan en las puertas de muchas casas unos dinteles con formas renacentistas estilizadas (arcos de medio punto sobre finas columnillas) que llevaron los últimos musulmanes expulsados de España en el siglo XVII y que colonizaron esa zona de la ciudad.
La antigua estación de ferrocarril, construida por los españoles en un candoroso estilo amoriscado está siendo limpiada y puesta en valor por el gobierno español con el fin de que sirva para alojar el nuevo Museo de Arte Contemporáneo de una ciudad que se caracteriza por la calidad de sus artistas, principalmente pintores.
Antigua estación

Una mañana nos alargamos en el autobús urbano hasta Martil, apenas a ocho klómetros. Una larquísima playa de arena fina en cuyo borde se abren treinta o cuarenta bares con terraza desde donde disfrutar de la vista. Lástima que en ninguno, en absolutamente ninguno, nos sirvieran una cerveza. Parejas jóvenes y bandas de chicos ocupaban su tiempo sentados ante el inevitable té moruno o los edulcorados refrescos del ramo. La cerveza tuvimos que tomárnosla en el comedor del hotel Estrella de Mar, en la más completa soledad. Menos mal que la costumbre española de la tapa pervive y con una generosidad aún mayor: un plato de paella y dos sardinas nos fueron ofrecidas con la cerveza.
Una estupenda comida a base de pescado y marisco regada con agua Sidi Harazem (y con la inevitable tapa de paella gratuita) en el restaurante popular Hala nos resarcieron de las manías antialcohólicas de esta parte del género humano.
Nos despedimos de Tetuán con una cena en la Casa de España, más por curiosear que por otraz cosa. Está justo detrás de la iglesia de la Plaza Primo (plaza del Mahdi) y adosada a ella. El comedor es lúgubre y pretencioso pero disfrutamos de una cena exquisita, típicamente marroquí, aderezada por las anécdotas (en perfecto castellano) de unos camareros, de rigurosa etiqueta, que parecían ser los mismos que sirvieron la cena de despedida el día de la Independencia y a quienes no hizo falta tirarles de la lengua para que se desataran.




ADDENDUM: Recién regresado asisto en El País a una diatriba entre dos escritores maghrebíes: una judía sefardita nacida y criada en Tetuán que vive en España (Esther Bendahan) y un escritor marroquí (Edmond Amran el Maleh) . Ambos exponen sus puntos de vista acerca de las huida de los judíos de sus barrios de Marruecos, principalmente con destino a Israel, a mediados de los 50.

Memoria rota de los judíos del norte de Marruecos (Bendahán)


Patología de la memoria (Edmond Amran el Maleh)

Comentarios
Me gustaba más el Abraxas.
almorávide — 08-06-2006 12:09:11
Esa cabecera, la del Abraxas, siempre fue provisional hasta que consiguiera confeccionarme una por mí mismo. Y además ha estado ya demasiado tiempo. Y además a diferencia de tí, a mucha gente no le gustaba. Mi amigo Bit Ramone la aborrecía sinceramente y siempre me ha aguijoneado para que la eliminase. No me ha surgido ninguna buena idea para confeccionar una nueva, aunque siempre tuve en la cabeza hacer algo con el rostro que aparece en ésta. Se trata de la máscara mortuoria del poeta romántico inglés Williams Blake (1757 - 1827), que siempre me pareció un ejercicio de superstición laica, y además sugiere muchas cosas además de eso.Te agradezco tu comentario y te invito a que me ayudes a buscar la idea feliz para el encabezamiento de esta bitácora.
Harazem — 08-06-2006 19:27:26

Libro de reclamaciones

En el Libro de Reclamaciones de esta bitácora se ha recibido una queja por la lentitud con la que voy suministrando los capítulos del relato del viaje a Marruecos. La única excusa válida es la de que, como probablemente nadie se imagina, hay que confeccionarlos. Y como tampoco nadie se imagina, nadie me paga por hacerlo. Pero además tengo otra excusa que, sin duda, será más comprendida.
¡Man regalao un gato chico!
Mirad, mirad, improbables lectores. ¿Quién se resiste a no pasarse el día haciéndolo rabiar?


jueves, 1 de junio de 2006

Vidas y muertes

Parece ser que ha muerto Rocío Jurado. Nunca me interesó lo más mínimo su música ni su personaje, pero casi desde que tengo uso de razón he sabido involuntariamente más cosas de su vida que las que sé de alguno de mis primos. A pesar de todo he lamentado la carroñera expectación que ha desatado su agonía en este estúpido país. Por su dignidad. Descanse en paz.

También ha muerto Hamza el Din (1929-2006), un músico nubio que sí que siempre me ha tocado la fibra delicada del alma que regula las emociones artísticas, concretamente las musicales. Pero nunca, por más que lo intenté, llegué a saber gran cosa de su vida, parece ser que novelesca e intensísima. Apenas unos datos sueltos en las carátulas de sus discos o en las revistas especializadas. Su recorrido por su Nubia natal montado en un burro y armado de lápiz y papel recogiendo decenas de canciones de su pueblo antes de que fuera inundada por las aguas de la presa de Assuan. Su virtuosismo con el laúd, que aprendió con grandes maestros en El Cairo y su salto a Roma y Estados Unidos (1962) primero y al Japón después tras su casamiento con una japonesa. Fue admirado por grandes músicos occidentales y colaboró con algunos de ellos, como The Grateful Dead o el Kronos Quartet. Descanse en paz también.

En su recuerdo coloco su honda versión de la muwashaha Lamma Bada, posiblemente una de las canciones activas más antiguas del mundo. Su origen parece estar en la corte andalusí de Córdoba del siglo X, de donde pasó a Oriente Medio. Hoy aún es una de las canciones más interpretadas en aquella zona, tanto por artistas consagrados como por el pueblo llano. Fairuz, Savina Yannatou y Maria del Mar Bonet la tienen en su repertorio.




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Comentarios
no parece ser. Ha muerto la Jurado. también mi vida discurrió viendo imágenes de su vida y de sus actuaciones. no soy andaluza, tampoco conozco a este músico (no todos tenemos acceso a un arte de minorías) pero distingo la tibieza de lo que no lo es. No hace falta mucha formación para eso; creo que esta noche lo podemos comprobar todos. ha muerto la Jurado y desde aquí todo parece un poco más tibio ahora.
escarlata — 02-06-2006 02:22:05
¿?(Interrogo al comentario previo y único, si es que es posible hacer eso, sin propósito de obtención de respuesta; pregunta ensimismada y ojeahorizonteboquiabierta, cara de pasmo, en definitiva)La Jurado se cantaba a sí misma el cumpleaños feliz en la puerta de su casa, qué cosas tiene la tele. La canción la oigo a saltos, como siempre.
Susana — 02-06-2006 11:55:09
Yo también la oigo a saltos ( la canción, no a la Jurado)Pero mi comentario es para reclamar más capítulos del viaje a Marruecos, que los vas dando con cuenta-gotas...
Mele — 04-06-2006 09:17:02
Gracias Mele, parece que a alguien interesan mis andanzas en la morería. Prometo que antes de que el sol recoja sus doradas guedejas tendrás otra píldora. Y prometo también que aunque sea sólo por eso, porque al menos alguien parece esperarlas, me daré más prisa. Te adelanto que el relato contiene un pequeño artefacto macabro-emocionante que ni el entierro de la Jurado. Saluda a C.
Harazem — 04-06-2006 10:22:49