Miserable Europa
Ya he perdido del todo la esperanza y ya no me queda sino el desprecio, un desprecio maduro, entregado, resistente por todos los políticos europeos. Su inconmensurable hipocresía enviando su miserable dinero al gobierno palestino, ahora que ya no existe ni un gramo de posibilidad de recuperación de la razón democrática asesinada fríamente a golpe de boicot por esa misma Europa a la que no han gustado los resultados de las limpias votaciones que propició, me ha envenenado de golpe la sangre. Ahora que su aliado Israel se relame de gusto y ningún político, ninguno, ha salido a decir claramente la verdad. Sólo para anunciar que manda dinero. Ahora. Ojalá se les pudra la conciencia.
No volveré a votar en mi vida, dimito de mi derecho a meter una estúpida papeleta en una urna. Me da igual que ganen las elecciones los fachas, los falangistas, los estalinistas, que las gane Federico Jiménez Losantos o Pitita Ridruejo. Me da igual lo que le pase a este estúpido país y a este estúpido continente. A esta estúpida humanidad, la más radicalmente cruel de todas las criaturas animales, incapaz de otra cosa que no sea revolcarse en el estiércol de sus asquerosos dioses para justificar su insaciable sed de rapiña, su insoslayable instinto depredador indiscriminado.
Hoy hasta la valerosa abogada israelí Felicia Langer me parece una ilusa.
A ver si viene pronto ya el puto cambio climático ese.
6 comentarios:
Tú mucho negativo, Manuel. Poco positivo.
Europa no tiene personalidad. Y, mientras no la tenga, será un simple títere en manos de nuestro hermano mayor americano.
Es lo que tiene la inmadurez.
Saludos.
=o(
Nunca pierdas la esperanza. Un conflicto que existe casi desde el comienzo de los tiempos no podrá acabar de un día para otro. Seguro que ni tú ni yo lo veremos, pero algún día se arreglará. Desde nuestros sillones sólo podemos concienciarnos del problema para que tomen nuestros gobernantes una posición menos favorecedora de una parte.
Así que por ahora a tragar partidos del Madrid contra combinados palestinos-israelís.
No me toques los cojones y dedícate a las labores que te son propias, jovencito.
Mal le veo, Sr. Harazem.
He visto el telediario. Mal, mal, muy mal.
Respecto a lo de retirar su voto y a su depre rabiosa, le diré que me ha recordado Vd. a mí mismo, en 1985, la última vez que un político consiguió que participara en sus juegos malabares: la campaña anti-OTAN, de Don Felipe, que al final era “de entrada no, pero luego más bien que sí”. Ser tratado como un imbécil, manifestándome en Madrid, sin que hasta la fecha nadie me haya perdido perdón ni colectiva ni personalmente, fue todo un antídoto que me mantuvo durante muchos años alejado de las urnas. Inocentemente, hasta escribí una carta, que no eché finalmente al correo, pidiéndole a Don Felipe que se disculpase por haberme estafado y haberme hecho perder el tiempo, el dinero y por haberme mentido.
Y es que uno tiene quizá demasiado aprecio por sí mismo y por su propia imagen. En eso nos diferenciamos la mayoría de los mortales de los políticos. A menudo he pensado en escribir un ensayo, en la tradición de “El Principe”, sobre el político. Pero lo único que he visto claro es esto: la carencia de estima de la propia imagen. Y esto no da para más de un par de capítulos. Eso sí, con innumerables ejemplos.
Vayan dos cercanos: Doña Rosa, invadida por el espíritu de Carmen Sevilla en Cine de Barrio, pidiendo el voto para ella a todos los ciudadanos que aman a Córdoba, o doña Rosa, en la memorable jornada de Miralbaida, declarándose heredera legítima de Suárez. ¿Razones? A ver...
1. ¿Te han secuestrado a la familia y te han dicho que o haces eso o no le ves el pelo?
2. ¿Cumples una penitencia cruel de un confesor amigo de las flagelaciones sicológicas?
3. ¿Te ha subducido un espíritu escapado de las “Embrujadas” de Tele 5?
¡No! ¡Elecciones municipales!
He desarrollado un juego para mis momentos de cabreo depre que consiste en mirar las fotos de estos señores y preguntarme: ¿pero qué les estará pasando verdaderamente por la cabeza?
Por ejemplo, ante la foto de la Sra. Aguilar y el Señor Blanco abrazándose, después de todo lo que "se han llovido":¿Qué pensará la Sra Aguilar¿ ¿Y el señor Blanco?
Normalmente es un juego divertido, aunque a veces, como en el caso de hoy, sea el más triste que se pueda imaginar.
Ya sé que no te doy ánimo, pero lo intento.
Amigo Laundhaus, no se trata de personalidad o carencia de ella (para el euro o subvencionar las agriculturas propias sí que la tienen), se trata de colaboración necesaria en un premeditado genocidio que un estado quiere perpetrar con un pueblo vecino para quedarse con sus tierras. ¿Demagogia? Como no pueden hacerlo a las claras, porque la sensibilidad de los que comen todos los días viendo la tele no lo soportaría, se buscan medios alternativos. Mucho más lentos, pero eficaces a la larga. Ya todo el mundo ha comprendido que con los palestinos no vale sino la mano dura. Después de que en unas elecciones limpias propiciadas por los europeos ganaran aquellos que han sido durante años alentados (y financiados) a tomar el poder por Israel, los islamistas, para contrarrestar a la OLP. A la vieja Europa, la dama de la nariz levantada, la que nunca movió un dedo para que Israel cumpliera las resoluciones de la ONU y devolviera lo robado y resarciera a las víctimas de su limpieza étnica, no le gustan las resultados y somete a los cafres islamistas a un brutal boicot económico. Y cuando la situación estalla, entonces levanta su pellejuda mano cargada de pulseras y da la limosna. Y de esas manos pellejudas son los músculos, las venas, los nervios, los hipócritas políticos. Todos. Toda esa panda de miserables, que reeditan el Holocausto cada semana, y no sólo en Palestina. Y yo ya no quiero contribuir a sostenerlos más.
Yo ya no quiero verlos ni en fotos, como hace mi amigo precedente. Por lo menos en una temporada.
Sé que es un berrinche sin salida y que nadie me hará caso. Pero para eso me creé este espacio, para desahogarme, coño.
Me pasaré una semana a pan de Cioran y agua de Ferlosio.
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