(del laberinto al treinta)


jueves, 19 de junio de 2008

CAMPOFRÍO: LA ESTUPIDEZ EN LONCHAS

Una empresa que cuenta con un gabinete de filtro publicitario formado por una panda de imbéciles que acepta un anuncio imbécil creado por un publicista imbécil que no son capaces entre todos de prever las consecuencias de esa imbecilidad encadenada, se merece un BOICOT en toda regla sólo por eso.



Vegetarianos y no vegetarianos contra la IMBECILIDAD



CAMPOFRÍO, EMPRESA IMBÉCIL




A TODO GRACIOSILLO LE LLEGA SU SAN MARTÍN

5 comentarios:

Antonia de Oñate dijo...

¡Maldición! El vídeo ya no está disponible...

Un saludo

bit ramone dijo...

Campofrío boikot!! Ahí les duele, señor harazem. Un saludo y sigue así. ¡Duro con ellos!

Anónimo dijo...

La forma en que se hace la crítica, le quita, bajo mi punto de vista, razón a quién la hace por muy malo que sea el anuncio de Campofrío. No creo que sea necesario insultar para criticar un anuncio. Si se pierde la educación, se pierde la razón decían los clásicos.

harazem dijo...

Querido amigo Anónimo:

Me temo que no ha entendido nada. Yo no estoy criticando, sino afirmando. Y afirmando que el anuncio no es que sea malo, eso lo tendrán que dictaminar los expertos en cuestiones técnicas de la filmación publicitaria, sino que es estúpido. Obra de un tipo graciosillo que ha pretendido hacer una gracieta a costa de los vegetarianos para vender tocino. Estúpida la empresa cliente por no prever que el entorno de los vegetarianos, ecologistas y defensores de un consumo responsable podría contestarle ante un chistecillo con tan mala follá de esa manera y organizarle un boicot.

En este caso tachar a alguien de estúpido no es un insulto, amigo Anónimo, es un ejercicio de clasificación taxonómica de un individuo o grupo de individuos en razón de sus actuaciones.

Anónimo dijo...

Yo he visto el anuncio, y no es ofensivo ni insultante. Simplemente hace una parodia de lo que es una alternativa de alimentación, el vegeterianismo, que a veces tambien supone llevar un estilo de vida particular.

Hace falta un poco de inteligencia para realizar una practica saludable: reirse de uno mismo.