(del laberinto al treinta)


lunes, 28 de julio de 2008

KARADZIC Y SUS CÓMPLICES CRISTIANOS

En El País de ayer Juan Goytisolo espeta a la opinión pública con una pregunta-verdad como un templo (cristiano):

¿hubiera durado éste (el asedio de Sarajevo) 40 meses si los asediadores hubieran sido musulmanes y los asediados cristianos?



Todo el mundo conoce la respuesta. La ONU, los gobernantes europeos, la prensa occidental, todos fueron cómplices de Karadzic. El sostén de su infinita crueldad. Los responsables por omisión de sus crímenes.

Cuando cojan al otro cabrón, Mladic, ocurrirá lo mismo. Será necesario recordar que todo el mundo miró para otro lado, el primero el militar holandés que brindó con champán con el genocida, cuando perpetró el genocidio de Srebrenica.

Esa foto perseguirá para siempre a los cómplices por omisión de esos crímenes contra la humanidad. Y planteará la duda eternamente de si aquellos hechos no fueron la semilla de tantos males como ocurrieron después.


3 comentarios:

algarabia dijo...

Gracias, Manuel. Veo que no soy la única que tiene en mente estos días de captura de genocida new age a los cascos azules y su complicidad. Magníficas las dos entradas que has escrito sobre ello y las preguntas que lanzas.

Un abrazo.

Enric Tomàs dijo...

No sé si es el de la foto, pero el jefe de los 200 holandeses que fueron testigos de Srebrenia era Thomas Karremans y escribió un libro (¿A quién le importa Srebenica?) para purgar su consciencia. Sin embrago, creo que us poco injusto culpar exclusivamente a los soldados holandeses y omitir, por ejemplo, a Europa.

harazem dijo...

Amigo Enric: precisamente es lo que digo, y por dos veces en el cuerpo del post. Sólo al final señalo al militar holandés, al que no sólo considero un símbolo de la criminal desidia europea para resolver el conflicto, sino además de la capacidad de los ejércitos para emporcarse el honor que siempre tienen en la boca. El caso de Karremans es el de un militar al mando de tropas armadas que por pura cobardía (de ello se le acusó formalmente en la propia Holanda) no expuso a sus soldados, ya digo, armados, para proteger a quienes tenía el deber de proteger: varios miles de europeos, eso sí campesinos desarmados, pobres y para colmo musulmanes.

De todas formas, muchos de los militares europeos que participaron en el conflicto se indignaban profundamente porque los musulmanes no se rendían ante los serbios de una vez (el general francés Morillon, a la cabeza). Probablemente sólo querían volver a su rutina de militares-funcionarios sin riesgo de mancharse las ropas.