(del laberinto al treinta)


lunes, 17 de noviembre de 2008

AUTOS EXCREMENTALES (III)

El tercer Auto Excremental de estreno de esta semana está siendo representado por el Excelentísimo Ayuntamiento de Izquierdas de la ciudad de Cördoba. De Izquierda Unida, no del PSOE, no vaya nadie de fuera a confundirse, a pesar de que gobiernan en coalición. Del PSOE no cabe admirarse ya puesto que los Autos Excrementales por ellos representados han sido tantos desde hace tanto tiempo que forman parte consustancial de la visión que tenemos de ellos los progresistas no claudicantes.

Comenzaron, nuestros munícipes de Izquierda Unida, con una obertura en la que representaron una sentada resistencia a acatar las ordenes del juez Garzón de colaborar en la apertura de las fosas comunes donde fueron arrojados amontonados miles de cordobeses asesinados a sangre fría en los primeros meses del genocidio subsecuente al golpe de estado fascista de 1936.

La comparación sería como si los descendientes de los judíos gaseados en los campos de exterminio se hubieran negado a que se hiciese una investigación sobre el genocidio de sus mayores. Los judíos del franquismo fueron precisamente los antecesores políticos de los propios que boicotean ahora la investigación. Un exterminio por razón de raza y otro por razón de ideología, por la ideología que (supuestamente) los boicoteadores actuales de la investigación profesan. Está perfectamente demostrado que fue un verdadero genocidio programado, planificado y ordenado por los golpistas militares y sus coadyuvantes civiles y bendecido por la jerarquía de Iglesia Católica en pleno. Y en ella murieron los detentadores de las ideas que hoy se presentan como normales y mínimas indispensables para la convivencia en un estado democrático.

Continuaron los políticos de izquierdas del Ayuntamiento cordobés, la alcaldesa Rosa Aguilar a la cabeza, con la enumeración de las primeras causas de su resistencia al acatamiento de las ordenes del juez colocándolas en el ámbito técnico-jurídico. Que si un protocolo, que si papeles por aquí, que si requerimientos por allá... Pero pronto se destaparon con otras menos digeribles. El presidente de la empresa municipal de cementerios, Alfonso Igualada, un viejo rojo de los de toda la vida, llegó a plantear la negativa a colaborar en el asunto hasta que se aclarara quién se haría cargo de los gastos de las exhumaciones, que quién pagaría todo aquello, se supone que los picos, las palas, los sacos y los sueldos de los operarios. Bien, es algo que puede arrojar un poco de luz a la atroz pregunta de por qué el ayuntamiento más izquierdista de España durante más tiempo no realizó motu proprio esa labor muchos, muchísimos años antes, por qué no hizo absolutamente nada para devolverles la dignidad a los asesinados y a sus familiares, por qué se sumó cómplicemente a la actitud general de silencio absoluto, de acabar dando la razón por omisión del deber de justicia a los golpistas, a la miserable teoría de la división equitativa de la culpa entre la democracia asesinada y el fascismo criminal que ha sido la bandera del PSOE, se supone que para no soliviantar a la derecha sociológica que forma la mayoría de su caladero de votos, desde que la enarbolara la chulesca displicencia de Felipe González desde el primero momento de su mandato. Tal vez fue por pura y simple tacañería.

¿Izquierda Unida se sumó desde siempre a la ignominia del mantenimiento del olvido para evitarse pagar los picos y las palas? Es una posibilidad. Los socialistas se cargaron la escuela pública a favor de la privada por puro balance de cuentas. Como suena. Pero yo creo que las causas de las defecciones de nuestros izquierdistas entronizados se inscriben en la formación de una casta profesionalizada de políticos cuyo única función social es el propio mantenimiento en el poder, detentándolo o aspirándolo y cuyas ideologías inscritas en sus siglas corresponden más bien a marcas registradas, a nomenclaturas que tuvieron su razón de ser en el pasado pero que ahora se sienten como anacronismos, mantenidos por puro sentimentalismo. Algo así como la existencia de esas pequeñas empresas de tecnología jurásica que perviven en las ciudades y que conservan nombres como La Moderna.

Ello desentrañaría perfectamente el viejo enigma de que en una ciudad tan tradicional como Córdoba, cuyas redes culturales y artísticas (Universidad, publicaciones, exposiciones, etc.) están mayoritariamente controladas por la Iglesia Católica a través de su Caja de Ahorros, CAJASUR o de fundaciones más o menos directamente vinculadas a ella, cuyo asociacionismo popular permanece estrictamente en el ámbito de las tradiciones jurásico-folclóricas y dominado por unas directivas profesionalizadas y reaccionarias, aquejada de un gremialismo que ha sustituido victoriosamente al sindicalismo de raíz izquierdista, cuente con un ayuntamiento de Izquierda Unida casi ininterrumpidamente desde hace 30 años.

La Izquierda Unida (entonces el PC) que ganó las elecciones municipales cordobesas limpiamente en el 77 pudo haber respondido a un movimiento de masas de izquierdas galvanizadas por la personalidad política de Anguita, y durante los primeros años aquel ayuntamiento se empleó a fondo en modernizar las estructuras asociativas de la ciudad y en ventilar el apolillado salón de baile decimonónico en que se pudría su cultura . La prueba de dicho empuje fueron los virulentos enfrentamientos entre el equipo municipal y las fuerzas reaccionarias herederas del franquismo, el obispado a la cabeza. El feliz recuerde, señor Infantes, que yo soy su alcalde, mientras que usted no es mi obispo, de Anguita.

Pero pronto tanto los políticos como esas fuerzas reaccionarias aprendieron a complementarse y llegaron a crear una extraña asociación simbiótica. La carcunda franquista no se emplearía demasiado a fondo para colocar a los suyos (el PP) en el poder y los izquierdistas se limaban las uñas y los dientes hasta convertirse en sus mascotas más o menos dóciles. Las Cofradías de Semana Santa consiguieron del ayuntamiento rojo más subvenciones y permisos de crecimiento de las que podrían haber soñado conseguir nunca de un supuesto gobierno del PP y hasta arrancaron a la alcaldesa, la inefable Rosa Aguilar, la declaración pública de su condición de monárquica de peineta y cofrade convicta y confesa. Los permisos para que las procesiones católicas se celebren a lo largo de todo el año con cualquier excusa y aumenten en progresión geométrica se han multiplicado. Varias docenas de calles con nombres centenarios han sido renombradas con los de vírgenes, cristos, obispos, curas y beatas y varias espantosas esculturas de raíz ultracatólica han sido colocadas en nuestras plazas a pesar de la ruidosas protestas de muchos ciudadanos. Y no han tenido ni tiempo, ni ganas, ni vergüenza en 30 años para eliminar el nombre, José Cruz Conde, del coordinador del golpe fascista del 18 de julio de la principal calle de la ciudad, una ciudad que ni siquiera cuenta con una placa en recuerdo de las víctimas del franquismo y mucho menos una calle a personajes como Azaña o Julián Grimau dedicada.

Y no sólo eso sino que el gerente de la empresa de municipal de cementerios, el lamentable Igualada, llegó a proponer recientemente que los monolitos que se solicitaron para marcar las fosas del genocidio franquista en los dos cementerios de la ciudad debían representar a los dos bandos, en una ciudad donde sólo murió un derechista el mismo día del golpe, como acaba de contar Francisco Moreno en el prólogo de su 1936: el genocidio franquista en Córdoba. Exactamente igual que el alcalde ultraderechista de Almería acaba de hacer en las de su cementerio. Igualada ya lleva su castigo por ello en su permanencia ominosa y eterna en esas páginas y en las de la denuncia judicial que se han interpuesto, y con él a Rosa Aguilar, la alcaldesa, los familiares de un diputado socialista fusilado y enterrado en el 36 en una fosa del cementerio de la Salud por obstrucción a la justicia al negarse a colaborar en su apertura.

Permitieron que la vega del Guadalquivir, una de las más feraces de Europa se parcelara, se vendiera y se urbanizase ilegalmente en una orgía de ladrillos, cemento y tejas del que se beneficiaron sobre todo las empresas constructoras y que llegó a poner en peligro al propio yacimiento arqueológico de Medina Azahara.

La necesaria peatonalización del casco antiguo la emprendieron irracionalmente, sin ofrecer alternativa alguna a los habitantes y a los comerciantes, tanto en fomento de transporte público como en equipamiento de aparcamientos, con lo que los grandes beneficiados de esas medidas fueron realmente los empresarios (multinacionales) de los no lugares del extrarradio, las grandes superficies comerciales, siguiendo exactamente las misma políticas que los neoliberales de todo el mundo.

Se aliaron con una caterva de empresarios a los que permitieron barbaridades urbanísticas inéditas incluso en el franquismo. La destrucción de encinares centenarios en la vecina sierra, los intentos de conversión en solares urbanizables de una de las señas culturales de la ciudad: los cines de verano, la construcción de naves ilegales de miles de metros cuadrados en terrenos no urbanizables, etc. Han cedido suelo público (¡un céntrico jardín!) para que empresas privadas construyan un edificio, con la excusa de una biblioteca pública.

Todo ello con una impunidad que sólo puede hablar de formas de corrupción más o menos sibilinas. Ahora que uno de ellos está en la picota de uno de los procesos judiciales más importantes de España por corrupción urbanística tal vez querrían borrarse de las fotos o eliminar de las hemerotecas los besuqueos que con él intercambiaron en tantas ocasiones.

¿Quién necesita al PP, o en su defecto al PSOE? Nadie. La prueba está en que es increíble que un gobierno municipal de Izquierda Unida no tenga jamás de los jamases el más mínimo roce con las fuerzas reaccionarias de la ciudad. Que se traguen calladitos los sapos de las declaraciones de los obispos que agreden directa y constantemente sus supuestas bases ideológicas. Todo lo contrario. Los besitos y palmitas que se prodigan ambos son siempre de un cariñoso que da asco. Ceden todo lo que se les pide. Todo. Absolutamente todo. Y niegan el pan y la sal a los suyos, porque éstos ya no son mayoría en los votos. Los votos se los proporcionan los otros, sus antiguos enemigos, para que sigan manteniendo el teatrillo donde se representa permanentemente el Auto Excremental de los rojos capones y la carcunda feliz, como en los cuentos de corderos y lobos buenos. San Francisco amansó milagrosamente al lobo y lo puso a guardar su casa.

Rosa Aguilar, la alcaldesa, es mucho peor que Bono, el católico militante antes que socialista que intenta de buena fe evangelizar a sus compañeros de partido y de paso a todos los españoles. Todo apunta a que se lo cree de verdad (no puede ser tan tonto), aunque no sea consciente de que ocupa un lugar que no le corresponde. Rosa Aguilar es sólo una oportunista sin escrúpulos, que lo mismo le da asistir a los partidos de fútbol donde se ofende su sensibilidad de mujer, que refregarse con los curas banqueros que en el fondo la desprecian y sólo la soportan porque se sirven de ella o se da baños de masas en los peroles de los barrios donde se aprovecha de la incultura secular de las marujas.

El último acto del Auto Excremental de esta semana ha sido el proyecto de hermanamiento de Córdoba con la alemana de Nuremberg. Sí, Nuremberg, la ciudad-símbolo de la justicia para con las víctimas del genocidio nazi y del castigo de los verdugos. Justo el mismo día que los aspirantes a protagonizarlo son denunciados judicialmente por entorpecer con premeditación y alevosía el esclarecimiento de la verdad sobre los crímenes de nuestros propios nazis. Yo no sé si realmente lo hacen adrede, si es estupidez poética o afición al sarcasmo. Lo que sé es que algún día la vida les pasará factura. Cuando se queden sin sillón y sólo con su propia desvergüenza como único patrimonio.

A ver si es verdad que a Rosa Aguilar le acaba pasando lo que le han vaticinado, que cuando sea engullida por el PSOE, cosa que ocurrirá si en la Izquierda Unida queda algo de dignidad, se perderá políticamente como su antigua camarada Cristina Almeida. Y acabe dando tumbos por los platós de la televisión basura vendiendo su experiencia de exdetodaslascosasdestemundo. Y yo podré volver a votar. AMÉN.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

MANUEL TEN EN CUENTA QUE LOS POLITICOS ACTUALES SON PROFESIONALES DEL NO HACER NADA, RECUERDA LA SEMANA PASADA EN EL CONGRESO EN PLENO DEBATE DE PRESUPUESTOS NO HABIA MAS DE 20 DIPUTADOS.
PUES ESO PASARA CON NUESTRA ALCALDESA QUE CUANDO DECIDA HACER OFICIAL SU PASE AL PSOE, SEGURAMENTE LE DARAN CUALQUIER CARGO EN EL QUE PUEDA JUBILARSE COBRANDO DEL PUEBLO COMO SIEMPRE HA HECHO, QUE A FIN DE CUENTAS ES A LO QUE ASPIRAN LA GRAN MAYORIA DE LOS POLITICOS.
MONTI

Anónimo dijo...

Es tan apabullante este resumen que me deja sin respiración... Es un alivio encontrar a gente como tú de vez en cuando, Manuel, porque a veces duele demasiado verse rodeado de tantos ciegos o sinvergüenzas.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Gracias, Manuel, gracias.
Gracias.

marta dijo...

Manuel, qué clarito habla usted y cómo es de agradecer este gesto.

Anónimo dijo...

Gracias por ponerle palabras axactas a todo aquello q nos duele, así parece q al saberlo descifrar es como si doliera menos aunq siga siendo igual de indignante.

un abrazo

Isaak dijo...

Manolo, no me los trates así, hombre. Al menos en el ayuntamiento está recogidos. Qué sería de estas criaturas en la dura selva de la calle, en ese mercado laboral tan inhumano y competitivo. No podrían. Habrían caído en las drogas o la ratería callejera, serían unos desdichados sin oficio -como ahora- pero sin beneficio, además.

En fin, angelitos, a quien hace lo que puede no se le debe pedir más.

Tú, como siempre, impecable e implacable. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Manué, no tienes remedio. Te dejo unos días, he estado alejado de la ciudad, y cuando llego me recibes con semejante palitroque.
Eres un monstruo, y ¿para cuando un librillo de la farsa roja en Córdoba?.
Un abrazo de tu amigo y admirado Difícil.

Duarte dijo...

Hoy es un buen día para reproducir este artículo en la página del foro por la memoria de Granada; si cuento con su permiso, compañero.

harazem dijo...

Por supuesto que cuentas con él, amigo Duarte.No hace falta ni que me lo pidas.

Un abrazo