(del laberinto al treinta)


domingo, 24 de noviembre de 2013

Diario CÓRDOBA: la intoxicación en pildorillas

Cumpliendo con su inveterada obligación de intoxicar a la opinión pública cordobesa la Hojilla Parroquial (también conocida como Diario CÓRDOBA) nos regala esta mañana de domingo con una perla tóxica de primera. El plumilla JMN es el encargado de ponerla en su platito y adornarla con unas gotas de ambrosía de garrafón para que la masa silenciosa esa que tanto le encanta al bipartido que juega a las Erecciones Demográficas se la trague y filtre la mirada sobre LA SALVAJADA que la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, con el aplauso entusiasta de nuestro Excrementísimo Ayuntamiento, acaba de perpetrar en el Monumento Natural de los Sotos de la Albolafia declarado así por ella misma en 2001.

El tumefacto periolisto perpetra un desharrapado... no sé cómo llamarlo, de verdad... dejémoslo en que cuece un grumoso cardivache... en el que mezcla con una alegría a prueba de la más elemental perspicacia los muy hetereogéneos elementos a calibrar en la valoración de la amplísima intervención que a lo largo de los casi dos kilómetros y medio de trayecto fluvial urbano vienen realizando varias administraciones en la ciudad de Córdoba.

Mixtura graciosamente, bajo la etiqueta de que todo el mundo está contento con ellas, las intervenciones en las orillas desde el puente de Miraflores y el del Arenal, la imprescindible apertura de canales a partir del Molino de Martos, la limpieza de zona del embarcadero, la eliminación de los desertizadores eucaliptos... con el crimen de los Sotos, la salvaje cordobestiada que han perpetrado arrasando a motosierra y fuego el Monumento Natural. Y pone como ejemplo de buena nueva la insólita visión de los molinos y la noria de la Albolafia, unos extraordinarios monumentos históricos que llevan abandonados por las administraciones desde tiempo inmemorial y cuyo cuidado, que han obviado sistemáticamente todas ellas desde hace décadas, no tiene absolutamente nada que ver con que los sotos en los que se levantan tengan más o menos vegetación. Este tipo obvia torticeramente el hecho de que la noria de la Albolafia lleva en un lamentable estado de ruina desde siempre y que el verdadero peligro que sufre no viene por los árboles que la rodean, sino por los que le nacen entre los muros y que jamás se han preocupado de controlar. Parece como si pretendiera hacernos creer que si nunca jamás se tomó en serio la restauración de los molinos y la noria fue porque no se veían por los árboles. Porque estaban aprisionados por la salvaje vegetación. Ahora que por fin han sido liberados esperemos que exija de igual modo que los restauren de una puta vez.

Habla de que todo el mundo, salvo algunos a los que no nombra a los que engloba en la etiqueta la polémica y a la que coloca un a pesar claramente minusvalorativo, está contentísimo y ensarta una serie de tópicos de barra de bar, concretamente, de la barra del Carrasquín, la orodentada opinión de abueletes roepalillos de guayabera y bigotillo fino. ¿Los vecinos de la Ribera están contentos porque les han limpiado las orillas del río de vegetación cuando nunca jamás se han preocupado del vertedero que desde siempre vierte mierda pura de toda la ciudad bajo sus pies junto al molino de Martos? ¿Cuantos son esos vecinos, qué carajo de plataforma de residentes es esa que dice representarlos y que aparece ahora por arte de birlibirloque? Y en la Albolafia también se han quejado los vecinos? Que yo sepa allí no hay vecinos... Bueno sí, los fantasmagóricos habitantes del Palacio de los Curas Descatalogados. ¿Serán ellos los que están contentos? ¿Les ha preguntado el aguerrido reporter en su insuperable trabajo de campo? ¿Y los turistas? También están contentos. Debe ser que ha hecho un muestreo entre todos los que cruzan el puente. Me lo imagino varias horas a pie de pretil preguntando a quienes no tienen ni puta idea de lo que allí había, currándose un impecable trabajo estadístico diferenciando por nacionalidades, edades y formación académica. ¿Los hosteleros? ¿Cuáles? ¿Todos? ¿A los de la Milla de Oro del entorno de la Cruz del Rastro les molestaban los Sotos? Porque en la zona de los Sotos no hay hosteleros que se sepa. Y si han declarado que les molestaba no sé por qué hay que anteponer su criterio al de cualquier otro ciudadano.

En fin... Un total y absoluto disparate. Un batiburrillo justificatorio oficialista que se pretende hacer pasar por periodismo. Pero desde luego hay un factor del que nunca se habla. Y que explica meridianamente toda, absolutamente toda la tendencia de la información periodística cordobesa. La prensa de esta ciudad, como la abrumadora mayoría de la de los demás lugares, vive de la publicidad. Y uno de los bocados más sustanciosos de ese pastel publicitario proviene de las administraciones. Así que si los medios de comunicación quieren seguir recibiendo, y por lo tanto, sobrevivir, tienen que obeceder los dictados de quien paga, o al menos y para disimular y guardar las apariencias no tocarle excesivamente los cojones al poder. Con lo que en lugar de periodistas, de profesionales de la información, lo que tenemos son claramente voceros, portavoces de las administraciones y de las empresas que les pagan el sueldo cada mes. Es lógico, pero al menos deberían tener la decencia de declararlo. Que lo entendemos perfectamente.

Para que no digan que sólo me meto con los periolistos de la cuerda fachorra. Desde este modesto rincón denuncio EL INDECENTE PUBLIREPORTAJE sobre la asquerosa multinacional AMAZON que se marcó el otro día el diario Público camuflado de periodismo informativo. Todo tiene un precio, amiguitos...

1 comentario:

Gerardo dijo...

Además en una de las columnas de opinión sobre el arboricidio de los Sotos de la Albolafrica el nivel técnico es tan alto que han buscado a un amante de la limpieza que se dedica a las bellas artes de darle al videodrome.
Si Karl Popper levantara la cabeza y la contrastación.