(del laberinto al treinta)


lunes, 20 de junio de 2005

Cuestionario

Como parece barruntar mi amigo Lukas al pasarme el testigo del cuestionario, no soy muy aficionado a las cadenas. Y menos a las que te obligan con amenazas calamitosas. No las respeto. Bueno, salvo una. La Única Verdadera, que tuve que contribuir a hacer rodar para evitar todas las desgracias que se auguraban en ella y que desde luego no tengo ninguna duda de que se hubieran abatido sobre mí en caso contrario. Me refiero, claro está, a la famosa de la Verdadera Cruz Navaja de Yerro de Albacete, que todo cibernauta de pro debe conocer y desde luego continuar rodando indubitablemente cuando la reciba para poder seguir viviendo íntegramente. Como yo ya cumplí con ella y como aquí no puedo subirla por su mediano peso paso el testigo a quien quiera contribuir a la salvación del mundo dándole la oportunidad de que la baje de la siguiente dirección con la advertencia de que ESTÁ AL FINAL DE LA PÁGINA: EN VARIOS.

En cuanto al Cuestionario, aunque ya digo que no soy aficionado a las cadenas ni a los cuestionarios constreñidos a preguntas-comodín que además exigen respuestas excesivamente concretas recogeré el testigo del amigo Lukas para contribuir al bueno rollo que parece haberse instalado en la órbita de unas cuantas bitácoras de ambiente cercano.

Estás atrapado en Fahrenheit 451, ¿qué libro te gustaría ser?
Desde luego, el Libro de arena, de Borges, puro camuflaje, pura supervivencia.
¿Alguna vez te enamoraste de algún personaje de ficción?
De niño y anecdóticamente me enamoré de Esmeralda, la gitana de Notre Dame de Paris. También de aquella mujer pirata pelirroja y arrojada de la película La isla de los corsarios. Claro que a ello contribuyó poderosamente el que su encarnación fuera la luminosa Maureen O’Hara. Profundamente, de Shehrezade.
De mayor sigo enamorado de Shehrezade. Creo que no es difícil adivinar por qué.
¿Qué estás leyendo actualmente?
Las crisis de Bolivia, Ecuador y los juicios que se preparan en Argentina me han hecho desempolvar mi vieja edición de Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano. Después de varias lecturas me sigue espeluznando como el primer día. Lo simultaneo con China para hipocondríacos de José Ovejero, un libro que me impuse por mi próximo viaje a China, pero que me está agarrando muy traidoramente.
Cinco libros que llevarías a una isla desierta:
Las Mil y Una Noches, edición de Galland.
El testimonio de Yarfoz, de Sánchez Ferlosio.
El Aleph, de Borges
El Buscón de Quevedo
¿Vale pedir enciclopedias? En ese caso me pido la Enciclopedia Larousse. Para empezar y no parar de leer, claro. Joder, ya no puedo pedir más... Bueno, seguro que si desencuaderno el Tercer Libro de la Odas de Neruda puedo camuflarlo entre las páginas del Larousse... Y entre las de las Mil y Una Noches el de...
¿A quién le pasas el testigo y por qué?
Pues a Mi amigo JL. Del Colectivo Bitcho y sólo por joder.



Comentarios
Muchas gracias, Manuel, por ceder ante la cadena, jeje... Me encantan tus respuestas, ya sabía yo que serían brillantes. Lo mejor: el libro de arena. Y también el testigo a mala leche! Si es que eres lo que no hay...
lukas — 21-06-2005 12:14:53
Y la ilustración, mejor todavía! jajajaja
lukas — 23-06-2005 10:55:17

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