(del laberinto al treinta)


miércoles, 24 de mayo de 2006

Qasida de la Paloma Blanca: Tetuán (san'a 1)


Powered by Castpost

Marruecos ya no es lo que era. Salvo los que esperan en el puerto, los taxistas de Tánger ya no tratan de atracar al guiri pidiéndole un desorbitado precio antes de iniciar cualquier carrera. Incluso devuelven el cambio. Y claro, resulta tremendamente barato y relajado moverse por la ciudad: precio de autobús en España. Una carrera normal son 10 dirham (1€). Más que el precio en sí, lo que se agradece es no tener que convertir cada ocasión en una lucha a brazo partido con el conductor para no ser estafado. Taxi, pues, a la estación de autobuses. Tetuán La Blanca, acostada en una ladera, nos esperaba al final de un trayecto amenizado por varios vendedores de productos chinos: burdas falsificaciones del bálsamo El Tigre, cuya efigie ha sufrido la misma mutación que el cocodrilo de las Chemise Lacost fabricadas en Shanghai, artilugios de misteriosas y supuestamente imprescindibles virtudes para el ama de casa, pringosas cremas faciales... Aunque puedo entender medianamente una conversación en árabe clásico, el atropellado dialectal marroquí norteño se me hace en ocasiones inextricable. Pero lo disfruto en boca d elos charlatanes con un placer beatífico e incluso me atrevo brevemente con él con mis empañoladas vecinas de asiento. El hotel Panorama, a dos pasos de la estación de autobús, ofrece unas soberbias vistas sobre el Rif, con los picos del macizo Gorgues en primer plano. Cada cambio de luz se convierte en una fiesta para la vista.Nada más llegar somos dulcemente secuestrados por la familia de nuestro amigo Rachid, que nos había endosado una pequeña bolsa para ellos. La oportunidad de conocer una casa marroquí es de oro y más si hemos sido presentados como de la familia. La deliciosa comida elaborada por su madre, degustada en la intimidad de un hogar y según sus usos, es decir, utilizando sólo las manos, la interminable sobremesa empedrada de pastelillos caseros y regada con litros de té y la complicada y políglota conversación convirtieron ese día en un regalo del destino.

No hay comentarios: