(del laberinto al treinta)


sábado, 7 de abril de 2007

Acerca del verdadero origen de la COPLA

Embriagado aún de orgullo, gaseosos lectores, por el impactante descubrimiento del verdadero origen del flamenco del que este humilde escribidor de blogs os hizo recientemente partícipes (a vosotros y al mundo entero, claro) y por el interés clamoroso con que lo habéis acogido me he engolfado un poco más en el asunto y he comenzado a tirar del hilo histórico y geográfico de mis largos paseos de etnomusicólogo amateur por los más agreste parajes del norte de África hasta dar con un nuevo, impactante y revolucionario descubrimiento que desgarrará inmisericordemente la hasta hoy coriácea piel de la historiografía folclórico-andaluza.

A pesar de que a ese embriagamiento he de sumar estos días de Semana Santa el enajenamiento que el terrible alcaloide embotador neuronal de la ineludible y fatal triaca cofrade (cera, incienso y azahar) produce en mis hipersensibles sentidos, no he dejado de pensar en el asunto. A esa misma obsesión indagatoria he achacado el hecho de que en la madrugada del Lunes Santo, en plena FASE REM de mi plácido sueño, un profundo temblor me sacara bruscamente de él y me descubriera sentado en la cama absolutamente desorientado y empapado en sudor. La causa, enseguida lo supe, fue el asalto del que fui víctima por parte de una relampagueante imagen-recuerdo que desde hace muchos años vivía agazapada en el más profundo sótano de mi memoria. Una vez despierto del todo y con la obsesión intacta la, al principio, borrosa imagen se fue aclarando progresivamente hasta que conseguí enfocarla en su más tensa nitidez. Allí estaba, como una secuencia de película en sepia que comenzara a pasar completa ante mis ojos. Fue en un perdido aduar de la harka de los Beni-Urriaguel, al norte de Alhucemas, a mediados de los años 90, mientras me tomaba un té en la humilde morada de un lugareño que practicaba conmigo el deporte favorito de todo buen musulmán que se precie: tratar de agotar la paciencia del forastero mostrándole todas las fotos de su familia (1), cuando una de ellas, amarillenta y desportillada, llamó poderosamente mi atención. Estaba fechada en su dorso en 1930 y en ella posaban ante un grupo de chumberas un desdentado rifeño con albornoz rayado, la capucha medio caída dejando ver un viejo fez en su cabeza y a un apuesto muchacho con uniforme de soldado español de la época, portadores ambos de una franca y luminosa sonrisa. Tanto el rostro del soldado como su pose, un tanto afectada, me resultaron extrañamente familiares, pero no conseguí en aquel momento ubicarlos. Pregunté al lugareño por aquella foto y me contó que se trataba de su abuelo y de un soldado español, Miguelito, que hacía el servicio militar en Algeciras, pero que viajaba frecuentemente a Alhucemas de maniobras, y aprovechaba para alargarse al aduar a que su abuelo le enseñase a cantar. Ante la extrañeza que mostré por tan extravagante relato me explicó que su abuelo era el mejor intérprete de las canciones tradicionales del pueblo, unas canciones que sólo allí se cantaban y cuyo origen se perdía en la noche de los tiempos. Y que al soldado español que las había conocido gracias a su amistad (y me guiñó el ojo picaronamente) con un moro de este mismo pueblo que conoció en Málaga, le gustaron tanto que vino a beber directamente de la fuente, concretamente de mi la de mi padre. Vino varias veces y desapareció dejando un grato recuerdo en forma de picadura de caldo de gallina y Agua de Carabaña (2) entre los lugareños. Tras mucho insistirle conseguí que me vendiera por 10 dirham y dos paquetes de Fortuna una vieja y mugrienta cinta que había grabado su abuelo en Tetuán un año antes de morirse y que me aseguró compungido, se trataba de la única y última muestra del particular género que quedaba, ya que los jóvenes de la Cábila con el veneno del rai, de Miguel Yacsón y de Gulio Iklesia, como él los llamaba, lo habían acabado olvidando definitivamente. La cinta la metí en la guantera del coche, nunca la escuché y me olvidé por completo de ella.

Pero la revelación me vino con el reconocimiento repentino en sueños del soldado de la foto. De pronto lo vi todo claro No cabía duda. Aquella cara inconfundible. Aquella pose tan ambigua. Aquella profundidad en la mirada... No podían pertenecer sino al gran... MIGUEL DE MOLINA. Mi cabeza comenzó a dar vueltas como una noria loca, pero conseguí frenarla en seco. Salí de la cama me eché agua fría en la cara y me conecté a la red. Tras rezar una oración a San Google, y tras unos segundos de búsqueda encontré la página que me confirmó que mi respuesta era.... ¡¡¡ACERTADA!!! Miguel de Molina tuvo un novio moro en Málaga e hizo la mili en Algeciras en 1930. Así que todo encajaba perfectamente. El guapo intérprete malagueño fue, como todo el mundo sabe, el creador de la copla andaluza tal como la conocemos hoy, el inspirador directo con su voz y su estilo de los escritores y músicos que para él compusieron Ojos Verdes, Triniá y tantas otras que fueron el germen del más castizo de nuestros géneros musicales patrios. El forjador de ese estilo andaluz de canción que ha acabado representando, subido en una bata de cola, a toda la tierra española por todos los rincones del mundo. Los compositores se limitaron a dar forma y a poner letra al torrente musical que él llevaba dentro. Y tan dentro... Luego vinieron los abanicos, los faralaes, los caracolillos pegados a la frente con saliva... Y la guerra civil. Me fui corriendo al cajón donde conservo las aproximadamente 2.500 cintas que he ido acumulando a lo largo de docenas de viajes y allí, en el fondo del todo, tras una tercera búsqueda y cuando lo daba ya por perdido, apareció el tesoro.

Transido de emoción la limpié, apreté los machos del reproductor y....



El intérprete del impactante registro que acabas de escuchar, fosfórico lector, y que nos ha legado esta incomensurable preciosidad desde las agrestes montañas del Rif, respondió al nombre de Rachidi ibn Filali, aunque fue conocido por su nombre artístico de Zeituni al Hozeimi (Oliverio de Alhucemas en Melilla) y el tema que interpreta se titula Ahia Munira (Qué mal pago que me das, morena).



Bueno, ya veis. Con este nuevo descubrimiento se acaban de esfumar de un plumazo todos los sustentos de las añejas y hasta hoy incontestadas teorías sobre el origen de la COPLA, aquellas extravagantes suposiciones que mezclaban a Lorca, Falla, la zarzuela y el cuplé picarón en la ridícula redoma de fusión de donde habría surgido esplendorosa la más racial de nuestras manifestaciones musicales. Pues no, brumosos lectores, la verdad era menos complicada, ya que una vez más hay que volver a decir bien alto que los hechos diferenciales más sustanciales de esta Andalucía nuestra provienen, al igual que la sangre de los vascos, de los BEREBERES.



(1) Y eso que no tienen bautizos. (VOLVER)
(2) El agua de Carabaña era muy apreciada por los cabileños dado el endémico estreñimiento que padecían a causa de su inmoderado consumo de higos chumbos. (VOLVER)



OTROS DESCUBRIMIENTOS:

1. EL VERDADERO ORIGEN DEL FLAMENCO

2. EL VERDADERO ORIGEN DEL TANGO

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido señor Harazem¬:

Sigo con interés sus descubrimientos acerca del origen del flamenco, usted ha encontrado las pruebas de lo que siempre intuí en mi alma mestiza. Mi padre fue militar español y mi madre berebere de aquella zona donde sucedió aquel desgraciado terremoto que usted menciona, mi madre murió y al llegar a Andalucía para reunirme con mi padre y escuchar por primera vez lo que aquí llaman flamenco todo en mi cabeza comenzó a dar vueltas, no podía contener las lagrimas por la añoranza de las canciones que había escuchado de mi madre quizás desde que yo estaba en su vientre. Incluso al leer el nombre de Snin Dahbía creo recordarlo aunque el tiempo todo lo confunde.
Cuente con toda la ayuda que yo pueda proporcionarle para dar fidelidad al autentico origen de esta música que une las dos orillas.
Atentamente

زيتون من مجريط

Anónimo dijo...

Querido hazarem, vaya caña que le estás dando al tema. Muy interesante.
Una pregunta y una sugerencia.
La pregunta es porqué asumimos que estamos influenciados por las culturas del Mediterraneo, y sin embargo no contemplamos que como andaluces hayamos podido influir en las costumbre y folklore del norte de África. Es decir, sería posible que esos cantos tan sorprendentes que nos ofreces, fueran una adaptación de cantes andaluces. ¿Has valorado esta posibilidad?

La sugerencia es de tipo editorial. Cuando se escribe un texto periodístico, tan extenso como este, facilita y ameniza la lectura, una figura tipográfica que tiene el nombre de "ladillo" (no confundir con ladilla). El ladillo es un pequeño título que encabeza un grupo de párrafos que tienen un tema común. Suele ser del mismo cuerpo que el texto general, pero con alguna distinción que lo signifique, en negrita, en mayúscula... esto ayuda a fijar la lectura y hacerla más fácil de leer, pruébalo.

Anónimo dijo...

Se me olvidó identificarme, soy calleja.

harazem dijo...

Amigo alleja, gracias por el consejo, que, como verás, he tratado de seguir. Lo mío, ya lo estás comprobando, es escribir como si hiciera churros sin pararme a darle luego la forma conveniente.

En cuanto a lo que dices de la posible influencia de la música andaluza en el norte de África, bueno, no es que haya influencia, es que toda la música clásica norteafricana es andaluza. No tanto el folklore, que hunde sus raíces en tradiciones milenarias bereberes, pero sí lo que se considera música culta, que además llaman musica andalusi, con sus ramificaciones popularizadas y con las diversas escuelas nacionales (marroquí o Al ‘Ala) y tunecino-argelina (Maaluf).

Por otra parte algunos cantantes marroquíes, fundamentalmente judíos ya emigrados a Israel, han asumido influencias del flamenco, caso de Salim Halali y su discípulo el intérprete de música andalusi y de canto litúrgico judío, director de la Orquesta Andalusi de Israel y actualmente primer cantor de la Sinagoga Ashkelon de Tel Aviv, Emil Zrihan, que cada sábado llena la liturgia hebrea de la capital israelí de inequívocos ecos de Antonio Molina.

Más actualmente El Lebrijano lleva dando la matraca en Marruecos desde hace años con su versión de La Tarara fundida con el Bint bladi (trozo popularizado de la nuba clásica Al Maya), a la que ha acabado sustituyendo en el repertorio de los cantantes de bodas de Tetuán.

Y no debemos olvidar que hasta los tuaregs más perdidos del desierto se enamoran hoy día como todo quisque bajo la luna sahariana con las melosidades de nuestro incombustible Julio Iglesias... Como buuuus-can las oooo-las la orilla del maaaaaaaar / Como buuuu-sca el cameeee-lioooo el gran palmeraaaaaaaal...

Anónimo dijo...

Hola, agradezco esta nota que has dedicado a la copla y la música norteafricana. Esta canción que has puesto representa un estilo muy en boga en los paises árabes hasta los años 60. En las películas egípcias hay cientos.
Tienen un aire que nos recuerda mucho a lo español, por la influencia del tarab y las muashahat imagino.
No sé si alguna vez sabremos si fué antes la gallina o el huevo.La historia de los pueblos del mediterráneo es tan rica que se agradece muchísimo tu pequeño o gran "descubrimiento".
Salu2

Anónimo dijo...

HOLA, ME HE SORRENDIDO MUCHO AL LEER ESTA PUBLICACIÓN PERO SIENTO DECIR QUE NO ME ENCAJA NADA DE LO QUE LEÍ, PUES YO SOY DEL RIF Y EXACTAMENTE DE BANI OURIAGHEL. LOS CANTES BEREBERES DE LOS RIFEÑOS, LLAMADOS IZRAN, NO TIENEN NADA QUE VER CON LA MÚSICA DE LA CINTA, PARA EMPEZAR LA CINTA ESTÁ EN ARABE Y NO EN AMAZIGH (BEREBER) IDIOMA DE LOS CANTES RIFEÑOS.
EL NOMBRE DEL CANTANTE ES EL SEGUNDO ERROR "Rachidi ibn Filali" NOMBRE TOTALMENTE ARABE Y DUDO QUE ESTE HOMBRE SEA DEL RIF.
CREO QUE DEBE REPLANTEAR TOTALMENTE SU INVISTIGACIÓN YA QUE NO ESTÁ BASADA EN HECHOS VERÍDICOS.
POR CIERTO, LO DE QUE CUALQUIER MUSULMAN ENSEÑE SUS FOTOS A UN FORASTERO TAMPOCO ES UNA CERTEZA YA QUE EN GENERL LOS MUSULMANES SON BASTANTE CELOSOS DE SU INTIMIDAD.
LO SIENTO PERO NO ME CREO NADA DE LO ESCRITO.

harazem dijo...

Hace usted muy bien en no creerse nada de lo escrito en esta entrada de mi blog, amigo/a rifeño/a. Puesto que todo es mentira. Bueno, mentira en un sentido literario, ya que no en un sentido ético. Se trata, evidentemente de una enorme broma que me he permitido para continuar mi primera broma sobre el ORIGEN DEL FLAMENCO, que también, si ha tenido la curiosidad de visitar, presenta unas falsificaciones tan evidentes, que nadie medianamente enterado podría tragarse.

Mi intención era reírme un poco de las plomizas teorías acerca de los orígenes de las raíces folclórico-artísticas andaluzas que sesudos flamencólogos han hilvanado en los últimos años y de las que fui un inmoderado consumidor en mis años mozos.

La cinta de cassette que muestro es, como podrá comprobar ampliando la foto, de un artista de melhun meknesí. El tema musical que cuelgo es Ahia Munira, interpretado por el cantante judeomarroquí SALIM HALALI, que, junto a sus interpretaciones de Al ‘Ala incluyó temas influidos por los cuplés españoles y el flamenco.

En lo que no estoy de acuerdo es en su aseveración de la escasa predisposición de los musulmanes a enseñar sus fotos. No sólo fotos, sino videos completos, principalmente de bodas, he tenido que tragarme siempre, siempre, que he visitado una casa musulmana. Con mucho gusto, desde luego, porque siempre lo consideré un gesto entrañable y una prueba de hospitalidad.