(del laberinto al treinta)


jueves, 12 de abril de 2007

"LA CAZA SALVAJE" DE JUARISTI

Como anuncié en la anterior entrada A mí me bautizó un cura nazi me disponía a leer la novela de Jon Juaristi La Caza Salvaje. Y ya la he acabado. He de decir ante todo que me ha encantado. Me lo he pasado bomba con la rocambolesca historia de mi cura de Santa Marina contada por alguien con verdaderas dotes de narrador y con capacidad de imprimirle un inesperado sentido del humor, que ha conseguido incluso arrancarme alguna carcajada. La verdad es que temía no reconocer al personaje que yo conocí en el relato, en caso de que fuera el mismo, cosa que entonces quedaba todavía por ver. Definitivamente se trata de Don Martín de Arrizubieta Larrinaga, por más que lo camufle junto con los demás nombres de personas y lugares, por otra parte de una manera voluntariamente no esforzada. Así, Mundaca, su pueblo natal, se convierte en Mendiaga, los psiquiatras cordobeses Carlos Castilla del Pino y Pepe Aumente en Marcos Astilla del Fresno y Pepe Ausente, el escultor Agustín Ibarrola, Valentín Ibarguchi, el poeta vasco Gabriel Aresti, MIGUEL EZQUERRAGabriel Errasti, la iglesia de Santa Marina de Aguas Santas, Santa Margarita de Antioquía, etc. Otros por el contrario mantienen sus nombres originales: el polígrafo Julio Caro Baroja, al que nos presenta entre falangistas en la cueva de Zugarramurdi en una cómica escena tocando la chirula para un improvisado bailarín de aurresku, el general nazi Wilhem Faupel, el falangista Miguel Ezquerra, el propio Juaristi en su doble versión de autor y personaje novelesco, en un bonito juego final nivolesco o pirandelliano (por los que yo tengo debilidad), etc.

EL TEXTO

Lo primero que rezuma el texto es alegría. Se nota que el autor también se lo ha pasado bomba escribiéndolo y dotando al esquema de vida conocida del cura de carne narrativa, de peripecias imaginadas y de humor. Y que le ha servido para derrochar sus conocimientos sobre muchos temas en los que es experto: leyendas y cuentos de variados orígenes, principalmente europeos, historia y fundamentos mitológicos de varios nacionalismos, correspondencias filológicas de diferentes palabras que muestran las corrientes subterráneas que comunican tantas lenguas entre sí... Muchas páginas de disquisiciones, muchas, sí, pero todas interesantes, perfectamente imbricadas en la trama mediante diálogos vivos y perfectamente resueltos. El título de la novela hace referencia precisamente a uno de los mitos más extendidos en las diferentes tradiciones europeas: el del Cazador Salvaje, condenado a cazar sin descanso y a disparar sobre toda pieza que se ponga a tiro, emparentada también con el del Judío Errante. Sus exégesis atraviesan toda la novela.A veces sorprende con guiños literarios absolutamente delirantes incrustando sin avisar en las descripciones versos de Góngora, Calderón, de Miguel Hernández (umbrío por la pena, casi bruno) (pg. 335) e incluso una cita dislocada de Vargas Llosa (¿cuándo se jodió el liberalismo aquí y en Lima, Recondito? ) (pg. 380).

RELATO REAL

DON MARTÍNEn cuanto al tema de su dependencia de la realidad histórica me he quedado bastante confuso. Supongo que Arcadi Espada no tardará en arremeter contra Juaristi como ya hizo con Javier Cercas ( en sus Diarios, 2005 ) a cuenta de Soldados de Salamina en su defensa de la verdad frente a la ficción en los que se han dado en llamar relatos reales, a los que tacha poco menos que de imposturas dolosas. Yo no voy a entrar en esa diatriba. Me suelo sentir muy a gusto en la literatura que deliberadamente manipula la realidad comprobada con fines artísticos y por otra parte entiendo las razones de Arcadi, aunque me temo que las dicte desde una autoridad moral que nadie le ha concedido. Y con el ceño innecesariamente adusto que parece serle propio.Pero es que en este caso la lógica curiosidad que todo relato real puede acicatear en los lectores para calibrar el grado de realidad o historicidad de lo narrado, en mí deviene, por razones obvias, en prurito insoportable. El reciente descubrimiento del profesor Núñez Seixas de tantos elementos ocultos en la biografía de mi cura de Santa Marina y las múltiples máscaras que adoptó a lo largo de su apasionante vida me ha lanzado a una loca carrera en busca de detalles concretos, de datos fiables. Y teniendo en cuenta que ese era el fin exclusivo que me movió a leer la novela se entenderá la frustración que me ha embargado al descubrir no ya que los datos comprobados históricamente y los elementos de pura ficción forman en el relato una amalgama homogénea en la que es imposible distinguir lo real de lo inventado como lógicamente exige para su funcionamiento el buen artefacto narrativo que es, sino la ocultación cuidadosa de las fuentes utilizadas por el autor para el ensamblaje. Lo que se echa de menos es una especie de apéndice bibliográfico y de fuentes utilizadas. Pero no ya para saciar mi propia sed de conocimientos, sino porque incluso se detectan pequeños fusilamientos de textos ajenos que se usan sin citar el origen.

Es el caso de descripciones y de diálogos que Juaristi copia casi literalmente del libro de memorias de Castilla del Pino La Casa del Olivo. Un botón: la conversación de Astilla del CARLOS CASTILLA DEL PINOFresno con don Martín tras el desayuno de éste con el Caudillo (pgs. 354-55):

A usted le quería ver –dijo el médico- No se habla de otra cosa en Córdoba que de su intimidad con los Franco. ¿Cómo le ha ido con el sapillo y señora?
- Nada de sapo, Marcos, ¡mucho cuidado! Franco es una persona sincera, cortés, amable, muy interesada por las cuestiones sociales que se le exponen. No, No, Marquitos, no te pases. El Caudillo es una persona educada y tolerante. Creo que nos hemos equivocado con él.
- Ya, eso es justamente lo que yo me decía. Que Franco es un buen tipo. Nos persigue, nos tortura y nos fusila, pero es por nuestro bien. Me alegro de que usted me lo confirme.
- No le juzgues a la ligera, Marcos. él es inteligente, bastante más de lo que pudieras pensar. Y sabe escuchar. Es una lástima que no le hayas conocido como yo.
- Y ¿qué me decía que le dieron para desayunar?
- No te he dicho nada
del desayuno. Creo que fue chocolate con churros. ¿Por qué lo preguntas?- Por nada, cosas mías. No ha podido salirle a Franco más barata su conversión, don Martín.

Puedes compararlas con el texto de Castilla que yo citaba el otro día aquí mismo en la anterior entrada de este tema. No sé si el propio Castilla le ha dado permiso para usarlo, porque desde luego no es un dato histórico de uso público, sino que pertenece, aunque haya sido publicado, a la memoria privada del propio Castilla. Así que por puros escrúpulos profesionales debería haberlo hecho constar.

OCULTACIÓN

Pero si pongo este ejemplo no es para denunciar nada, sino para mostrar la aguda desazón que me asaltó al imaginar la posible utilización de otras fuentes de interés sin que fueran citadas. Porque lo que no acabo de entender es cuál es la razón por la que oculta, no demasiado esforzadamente, es cierto, la personalidad real del protagonista de su novela. Cuando además el propio Juaristi había hablado de él con su verdadero nombre en un antiguo artículo de ABC, al parecer tras la lectura del artículo del profesor Núñez Seixas y una vez recuperado de la sorpresa. En Córdoba es fácilmente reconocible y en el País Vasco me imagino que también. Muchas de las escenas que transcurren en este último lugar seguramente ocurrieron tal cual las narra el autor y quedará quien las recuerde, amén de que sean de primera mano, porque es cierto que Arrizubieta (nos lo precisó varias veces a P. y a mí) fue amigo del poeta Aresti y que Juaristi se considera discípulo de éste último. Y de que debió conocerlo personalmente no cabe la menor duda.

Por otra parte parece que comete graves errores comprobables a juzgar por algunos datos que el profesor Núñez Seixas dejó en los comentarios de mi anterior entrada. Fundamentalmente en lo referente a la caracterización de Miguel Ezquerra como un conspicuo nazionalista vasco cuando la realidad es que el aguerrido SS español fue falangista hasta la médula y hasta la muerte y por tanto creyente en la Sagrada Unidad de España.

Referente a las aventuras de la primera parte, las que trascurren en España, Francia y Alemania sería interesante conocer las fuentes que ha utilizado y la historicidad de lo narrado. No estoy seguro pero creo que el descubrimiento del pasado nazi de Arrizubieta se debió al profesor Núñez Seixas, probablemente al investigar sobre la personalidad del editorialista y principal articulista de la revista Enlace el órgano de propaganda nazi en español en el Berlín durante 1944-45. Y que después debió ahondar en el curioso personaje hasta dar con el memorial que presentó en Roma en 1946 al PNV en el exilio para tratar de justificar sus rocambolescas e infames actuaciones desde el principio de la Guerra Civil Española. De todas formas muchos de los datos que aporta Núñez Seixas están en la novela alterados o son obviados directamente. Los referentes a su posible estancia en campos de concentración, por ejemplo, han sido barridos de ella. ¿Utiliza Juaristi otras fuentes? ¿Se trata de pura ficción?

ANTINACIONALISMO

En cuanto a que la novela sea una especie de ajuste de cuentas con los nacionalistas vascos, de lo que él mismo se ha puesto la venda antes de que le llegue la pedrada, no creo que lo sea más que El Bucle Melancólico, que ya lo es sobradamente, por ejemplo, aunque en La Caza Salvaje el uso de la sátira y del cachondeo le proporcionan un arma mucho más ácida. Un botón: unos días antes de la caída de Berlín, son llamados Abadía y otro nazionalista vasco que defendían heroicamente la Cancillería del avance ruso al búnker de Hitler para que éste los condecore. Una vez ante él el Führer les ofrece la nacionalidad alemana. Los fanáticos abertzales declinan la invitación si tienen que perder la vasca. Hitler pierde los estribos y después de despacharse a gusto con los putos vascos que le llevan tocando los cojones desde que el enano de Franco lo hizo esperar dos horas en Hendaya los manda a tomar por culo. Una vez fuera tienen que soportar ser de nuevo abroncados por el propio Goebbels cuando intentan justificarse:


- Y no me vengan con la matraca de que ustedes son los primeros europeos. Los primeros europeos, los neandertales, se extinguieron hace la tira de años. Si ustedes son neandertales y no se extinguieron cuando les tocaba, pues a joderse. ...O sea que, hale, fuera a matar rusos. Por cierto, ¿quieren llevarse unas capsulitas de cianuro? aquí van a sobrarnos... (pg. 247-48)



Al más puro estilo del programa de humor vasco VAYA SEMANITA.

Las aventuras de Yugoslavia parecen muy traídas por los pelos. Me imagino que éstas sí que son puramente ficcionales y que su inclusión por Juaristi se debe a su intención de proveerse de una oportunidad y una excusa para teorizar sobre la esencia de los nacionalismos en un escenario donde tanta sangre se ha derramado por su causa. Aunque no desmerecen del resto de la novela, las teorizaciones que incluye en esta parte adolecen de previsibilidad ventajista. Los personajes hablan (con Tito recién entronizado) de un posible futuro (el de la Yugoslavia sin Tito) que está descaradamente calcado de los acontecimientos históricos recientes lógicamente ya conocidos por el autor.

En fin, que acabaré recomendando la novela por sus propias virtudes literarias. Y no pierdo la esperanza de que el propio Juaristi, en alguna entrevista o mediante cualquier otro medio se decida a proporcionarnos más pistas sobre los misterios de sus fuentes en un futuro no muy lejano. O habrá que esperar a que el profesor Núñez Seixas, como pareció apuntar el otro día en este mismo blog, se anime a escribir una biografía estrictamente académica de nuestro increíble cura de Santa Marina.

SORPRESA SOBREVENIDA

Como sorpresa final me entero en Wikipedia de algo que no sabía. Juaristi se convirtió al judaísmo hace unos años. Yo le había leído algunos artículos virulentamente sionistas en defensa del derecho de Israel a machacar a los palestinos, a robar sus tierras y su agua y a mantener un repugnante apartheid en su propio territorio. Y le había visto agitar sistemáticamente el espantajo del sionismo contra cualquier crítica a los gobernantes judíos. Con todo, siempre he intentado separar sus obras y muchas de sus otras ideas de ese vector de su pensamiento y de su actitud moral. Pero lo de la conversión me parece ya el colmo de la pedrá en la chola. Con su pan y su kippa se lo coma.



PRIMERA PARTE: (A MÍ ME BAUTIZÓ UN CURA NAZI)

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Todavía no he leído la novela, en parte porque como historiador la mezcla de realidad y ficción me pone nervioso. No creo que Juaristi haya accedido a otras fuentes, aunque por los extractos que usted cita del relato se inspira no sólo en "Casa del Olivo", sino también en el relato de Ezquerra "Berlín a vida o muerte" (publicado en castellano en 1975, en portugués por primera vez en 1947): la escena de los dos vascos que rechazan la ciudadanía alemana es casi idéntica a la que narra Ezquerra acerca de su condecoración por Hitler en el búnker y su rechazo de la ciudadanía alemana por querer seguir siendo sólo español. Parece que Juaristi ha buceado en lecturas adicionales. Pobre Miguel Ezquerra, tan falangista como fue él y trastocado en "separatista vasco" sólo por su apellido... Se debe estar retorciendo en su tumba. Lo de Goebbels y los neanderthales tiene su gracia, pero no me parece literatura de altos vuelos, la verdad.

Quizás será hora de escribir una biografía más académica de Arrizubieta. Tendré que encontrar alguna fuente adicional más. El problema es que para lo que no tengo datos no puedo inventar... es la desventaja de no escribir literatura!

harazem dijo...

Amigo Xosé Manuel:

En realidad el chistecillo de los neandertales entresacado del libro no hace justicia a su tono general ni a su eficacia como artefacto literario, de consumo podríamos llamarlo. En realidad se trata de una excepción. NO es una novela paródico-sarcástica, aunque esté salpicada de detalles de ese cariz. Si lo coloqué fue en relación a su supuesta intención antinacionalista. No es desde luego el tipo de literatura de la que disfruto habitualmente, pero sí de la que consumo cuando necesito descansar leyendo. Y la novela de Juaristi cumple esas expectativas. Es sobre todo muy entretenida porque cuenta con bastantes elementos de la novela de aventuras y de la de intriga a los que además hay que sumar muchos otros de la de ideas, lo que da lugar a un cóctel bastante digerible. Y sólo por ver resumidos muchos de los textos acerca de mitología europea aplicada anteriores del propio Juaristi merece la pena.

Por no haber leído el libro de Ezquerra (cuya fecha de defunción no he conseguido encontrar y cuya búsqueda googeliana me ha llevado a cavernas siniestras e inquietantes) no pude ubicar el origen de la anécdota de la declinación de la nacionalidad alemana que les ofrecía el Führer. Me imagino que usted, Xosé Manuel, conseguirá ubicar las fuentes usadas por Juaristi con bastante precisión. Si no le acaba gustando la novela al menos le servirá como ejercicio de contrastación. Y además, y perdone el atrevimiento y la confianza, estoy casi seguro de que a pesar del repelús que le produce la impúdica coyunda entre ficción y realidad está deseando leerla. La tentación acecha. Y don Martín se lo reclama.

Un saludo

Anónimo dijo...

Claro que estoy deseando leerla! Aunque confieso que soy un mal lector de literatura. Seguiré su consejo, amigo harazem.
Ezquerra murió creo recordar allá por el 1995 o así. En internet se puede bajar su esquela, publicada en El Alcázar o alguna de esas cavernas, y donde se mencionaba con tono ufano su condición de oficial de las SS. El libro de Ezquerra es divertido por sus tremendas exageraciones (p. ej., afirma que paró un tanque y que dentro de él huían Eva Braun y Martin Bormann...), muy típicas de los veteranos de guerra. En sus "ambientes", el haber luchado en Berlín hasta el final le confería una suerte de plus de facherío. Hay gente para todo...
Un cordial saludo

Anónimo dijo...

Estoy leyendo la novela y sí, no está nada mal, por la mezcla de verosimilitud y ficción y la voluntad esperpéntica que recorre varias escenas. Me estoy divirtiendo bastante con ella. En fin, seguiré leyendo.

Anónimo dijo...

Siempre pensé que Don Martín no andaba muy bien de la azotea. Tú y yo le conocimos ya de viejo, tal vez incluso demasiado envejecido para la edad que tenía. No se daba cuenta de que era un plasta, ni de que estragaba con su perenne protagonismo impertinente, ni de que aturdía con su verborrea incansable, ni de que era insufrible su afán de secuestrarte como auditorio, incluso a cambio de botella de vino y ración de aceitoso jamón serrano sobre papel de estraza, abierto de par en par sobre la mesa, junto a los hermosos libros parroquiales del siglo XVI, que había que retirar a toda prisa para no llenarlos de lamparones. Así se terminaba el trabajo de ese día y comenzaba su discurso, que yo pensaba que se podría considerar como una especie de síndrome de "chocheo dialéctico", y que, según he podido comprobar por Juaristi, se parece más bien a un cuadro de “quien tuvo, retuvo”.
Siempre pensé, también, que Don Martín no fue nunca uno de esos personajes que hacen la Historia, ni siquiera la pequeña historia con minúsculas, sino de los que la Historia arrolla. Por decírtelo a la americana, uno de los que están “en el lugar equivocado en el momento inadecuado”. El ojo del huracán que fue la Historia del siglo XX se fijó en él y se lo llevó por lo aires. Don Martín sería, así, un superviviente (de la guerra, de la guerrilla, de la religión, de Dachau, del Dueso, del franquismo, de sí mismo...). Un ajetreo de vida como el suyo le hacia perdonable y comprensible su vocación de sartenazo y la segura siembra de floripondios fantásticos con que, a buen seguro, había decorado su autobiografía.
Siempre pensé así hasta hace un par de años.
Una de las lecturas que más me impactaron en mi adolescencia fue “La culpa”, de Carlos Castilla del Pino. Haciendo la mili, un compañero me pidió prestado el libro. No te puedes imaginar mi sorpresa cuando, al hojearlo de nuevo, me encontré el nombre de Don Martín de Arrizubieta en el muy sucinto apartado de agradecimientos. Desde entonces, y en muchas ocasiones, me pasó por la cabeza ponerme en contacto con Castilla para charlar sobre Don Martín, cosa que nunca hice por cortedad. Cuando leí el segundo volumen de memorias de Castilla me quedé sorprendido, porque parecía que respondía con toda precisión a la pregunta que sobre Arrizubieta yo le hubiese hecho. A pesar de todo seguí pensando que sólo era alguien arrastrado por la Historia, con un empacho teológico y filosófico y político y nacionalista y religioso y literario de padre y muy señor mío, a quien le bailaban los tornillos en el destierro de la parroquia de los toreros y los piconeros “que me querían comer”, con una república interna, grano independiente, rebelde y fantástico: el barrio de San Agustín.
Al poco de leer las memorias de Castilla me encontré por pura casualidad con las investigaciones de Muñoz Seixas. Parpadeé como cien veces porque no acababa de conciliar la imagen del viejo cura de Santa MArina con el falangista nacionalista vasco en las últimas horas del Berlín hitleriano, con los rusos a las puertas de Brandemburgo. Pero, indudablemente, era él.
Por eso, al escuchar en la radio los imprecisos comentarios de Juaristi sobre el protagonista de su novela, supe de inmediato de quién se trataba.
Ayer tarde terminé de leer la novela. Ya sabes que tengo una pésima memoria, pero la lectura de la “Caza salvaje” me ha refrescado un montón de recuerdos. La fuente fundamental de esa novela es el propio Arrizubieta, quien, sin querer, debió darle material a su autor a borbotones y a lo largo de varios años. No me extraña nada ese final unamuniano-pirandelliano. Magnífico, por lo demás.
Creo una de dos: o Juaristi tiene una prodigiosa memoria o llegó a tomar muchísimas notas de sus conversaciones con el cura Arrizubieta y ha usado ese material para su novela casi con caracteres de literalidad. Ya te daré cuenta de algunas páginas en las que la novela me ha recordado tesis y asuntos muy queridos por el cura.. De momento vaya un caso: en la narración que hace Abadía a Astilla del Fresno de su huida tras la toma de Bilbao (páginas 314-315) casi se escucha la voz de Arrizubieta. A mí me lo contó tal y como aparece, casi plano a plano cinematográfico, en un relato seguramente muy decantado de su propio mito. Casi escucho la voz del cura, hasta con los fuegos de artificio salivales que le caracterizaban.
Y por hoy vale. Buenas noches.

Anónimo dijo...

Ezquerra murio en el 84, y el libro de Juaristi es una puta basura,delirante....

Anónimo dijo...

¡Pero si Ezquerra era aragonés, además de falangista a ultranza! El que se inventó el gudari Ezkerra, menuda empanada mental tiene.

En cuanto a sus hazañas de Rambo ibérico y sus alternes con la cúpula nazi, soldados que estuvieron bajo sus órdenes en Berlín han certificado que, por decirlo de alguna manera, están bastante "adornados".

Anónimo dijo...

Hola a todos , no sé si será un poco tarde para intervenir en éste interesante debate sobre nuestro polémico cura...
Solo quería añadir que también, dentro de mi modestia, he estado investigando sobre la figura de Martín de Arrizubieta al que definiría como un nazi-vasco-español, cuyas tesis se basaban en la sustitución de la posición que en el falangismo ocupaba Castilla por una España ibera construída en torno a una supuesta Euskalherria aglutinadora "de todas las Españas" siendo aquella la más pura por más ibera de todas las regiones.
Sin embargo ésta posición la mantuvo mientras el triple eje ganaba la guerra,luego derivó hacia el marxismo e incluso a un nacionalismo andaluz de corte maoísta.
Comentar también que en los años 80la revista Interviú entrevistó a Miguel Ezquerra y éste menciona a nuestro Martín como uno de los "últimos de Berlín" describiendolo como un farsante.
Saludos.

harazem dijo...

Hombre, amigo Anónimo, hace más de dos años de este post, pero cualquier dato nuevo es bienvenido, claro que sí. Y ya puestos me gustaría que si tienes posibilidad de copiar, escanear o enlazar la entrevista aquella de Interviú a Ezquerra o al menos la mención exacta a don Martín podríamos adjuntarlo como documento a este modesto trabajito o cualquier otra cosa que quieras aportar. Ya veo por mi contador de visitas (que es un chivato) que vives por aquí, así que incluso tal vez te interesara abrir una entrada sobre el tema en la CALLEJA DE LAS FLORES, un lugar de encuentro para cordobeses no conformistas que te recomiendo vivamente. No todas las ciudades pueden tirarse el moco de haber acogido a un personaje tan interesante como el cura de Santa Marina.

Un saludo

Un saludo

Anónimo dijo...

Gracias por tu invitación, veré lo que puedo hacer.
Te dejo un enlace donde se puede encontar la revista a Ezquerra.
Saludos.

http://memoriablau.foros.ws/t83/el-jefe-espanol-de-las-ss