(del laberinto al treinta)


domingo, 30 de diciembre de 2007

DELHI EN EL PALADAR (IV)

El complemento final de toda comida india viene con la cuenta. La cuenta es servida siempre junto a un recipiente que contiene por separado o mezclados dos ingredientes que harán que te lleves un frescor dulzón en la boca a la calle. Semillas de hinojo (saunf) y azúcar gorda. Un puñadito de cada en la boca al tiempo de ir a dejar la propina y hala, a la jungla de la calle. En muchos restaurantes lo sirven en bolsitas individuales, pero lo normal es que venga en fantasiosos recipientes como los dos que fotografié en dos locales de Delhi:









Las semillas de hinojo son deliciosas y según leo en el Wikipedia inglés, provinentes de las regiones mediterráneas. Así que a India debieron llevarlas probablemente los portugueses, como tantas otras cosas. Aparte de como refrescante bucal se usan también en la elaboración de platos y aunque nunca encontré una receta que mantuviera su uso, yo las he detectado frecuentemente en algunos masalas.

Me entero así mismo que es una de las cinco especias de la célebre mezcla de especias china llamada precisamente 5 ESPECIAS y que sus hojas forman parte, junto con el ajenjo y el anís, de la elaboración de la absenta. En Italia parece que se usa también para aliñar embutidos y en Andalucía se usan los tallos para aliñar las aceitunas.

A mí el aroma del hinojo me transporta al reino perdido de la infancia cuando parte de mi tiempo lúdico transcurría feliz a la orilla de los arroyos, haciendo saltar a las ranas, persiguiendo culebras y admirando la destreza de los zapateros patinadores.

Y un detalle siniestro. El insulto machista que se usa en Italia para motejar a los homosexuales es finocchio. Su origen proviene de que la Inquisición medieval solía quemarlos envueltos en hojas de hinojo para que el suplicio durara más. Exquisiteces sádicas de la Iglesia.

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