La Iglesia y las sectas
Leo en la prensa de hoy (El Día de Córdoba) que el obispo dice que el derecho a evangelizar no está atacando la libertad de la fe.
En su carta semanal, dedicada al sentido de la labor misionera y evangelizadora de la Iglesia Católica, Asenjo señaló que "para la cultura moderna todo intento de convencer a otros en cuestiones religiosas supone una falta de respeto a su libertad, es un signo de intolerancia y un desprecio del pluralismo religioso". Para el prelado, habría que llegar a la conclusión de que "la actividad misionera de la Iglesia hoy carece de sentido, pues pone incluso en peligro la paz entre los pueblos".
Bueno, bien que han atacado a la libertad de evangelizar de las que ellos llaman, distanciándose convenientemente, sectas. Esta semana no han dejado de vocear a pleno pulmón en todos los medios de comunicación que hay 3000 cordobeses adictos a las sectas destructivas. No creo que tenga que recordarles a los señores curas que el cristianismo fue en su origen la más destructiva de las sectas, que abocaba a sus adeptos a su autodestrucción física mediante el martirio, provocando al estado romano, insultando a los dioses de los demás y negando el derecho de existencia a las demás religiones. Al día siguiente de su conversión en religión del estado romano y hasta prácticamente nuestros días la destructividad de la Gran Secta Católica se dirigió directamente hacia los no adeptos, torturando, encarcelando, quemando a todo aquel que no acatase sus santos designios.
Lo gracioso es que cuando dan la lista de los requisitos de prácticas que proporcionan los expertos, curas por supuesto, para detectar qué tipo de asociaciones son sectas peligrosas, todas y cada una de ellas son aplicables a la propia Iglesia.
Según el sectólogo oficial del Obispado, el cura Manuel Sánchez Gómez, las sectas se caracterizan por:
- Tener una estructura férrea. Ya te digo, ¿hay una estructura más férrea que la vaticana?
- La sumisión incondicional al líder. Palidecen de envidia los líderes de las sectas aficionadas si pudieran tener oficialmente el don de la infalibilidad del Papa.
- Una instrumentalización de los adeptos siempre al servicio de la secta. Tienen un arma de control mental absolutamente genial: la confesión.
- Persecución del poder económico. Sólo hay que ver el imperio económico que han montado.
- La manipulación y una anulación de la crítica interna. Que se lo pregunten a los teólogos de la liberación.
El problema de la Iglesia es que sus adeptos son demasiados y el control efectivo es imposible. Y que no ha tenido más remedio que inscribirse en estados de estructura democrática. Y que la gente, influida por el consumo, exige soluciones espirituales prêt a porter. Y no puede obligar como antes o como las sectas pequeñas a sus adeptos a que le obedezcan ciegamente. Y así se da la paradoja que han acabado sintiendo envidia de sus pequeñas competidoras en el negocio este del comercio espiritual, del control efectivo de las mentes de que son capaces las estúpidas sectas recién llegadas. Es exactamente la misma política de exigencia de derechos que piden las grandes multinacionales del comercio (grandes superficies) al estado respecto a los pequeños comerciantes. Queremos todo el pastel para nosotros.
4 comentarios:
Manuel, algunas veces eres casi perfecto. ¡Qué pena que no seas párroco!
Manuel, enhorabuena por tu Blog difundido en el 20Minutos.
Creo que la batalla contra viento y marea que en la última semana ha encabezado la Iglesia Católica en Córdoba es sospechosa. Nadie, absolutamente nadie, puede ser tan inmensamente estúpido como para advertir de la venida del lobo, cuando el lobo es uno mismo y el rebaño ya hace mucho tiempo que lo sabe. En serio que no me cabe en la cabeza, ¿a tal grado de desesperación están llegando? ¿los diezmos no les alcanzan ya para mantener la estructura organizativa que tienen montada? O se está realmente desesperado por la pérdida de sosios del clú, o es que efectivamente se han vuelto majaras del todo, y como esta gente precisamente tontos no han sido en la vida (de lo contrario como les iba a durar el chiringuito tanto tiempo ya), me queda suponer que se trata de una llamada de socorro en mitad de una inmensa bañera en la que empiezan a faltar los flotadores.
¡Penitenciacite!
Gracias, amigo Gerardo, se agradece la visita y la felicitación. Aquí sigo con el dedo en el rail del tranvía, como el nazareno del chiste. Espero no escuchar de un momento otro el silbato.
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