(del laberinto al treinta)


viernes, 27 de junio de 2008

CÓRDOBA, CIUDAD LIBRE DE FÚTBOL

Los escasísismos aunque fieles lectores de este blog saben de mi enfermiza fobia por el fútbol. Así que se pueden imaginar qué día llevo. En este momento (12 de la noche) sufro el ataque sonoro de cientos de australopitecos adictos a la automutilación intelectual que llevan un par de horas pasando continuamente bajo mi balcón gastando miserablemente gasolina para hacer sonar los cláxones de sus coches por toda la ciudad, agitando por la ventanillas el simbolismo apolillado del trapo rojigualda. Y me imagino que en la plaza de las Tendillas habrán hollado de nuevo con sus sucios pies la estatua casi centenaria, símbolo de la urbanidad. Barbarie al asalto de la urbanidad. Nada nuevo, pero nada más peligroso.

Pero aparte de la fobia, incurable por otra parte, sigo con una creciente preocupación, que tiene que ver con el propósito de este blog inscrito en su propio título, las crecientes victorias del equipo de patadistas iletrados millonarios que supuestamente representa al estado español en el asnal negocio ese de dar coces en un campo de hierba, principal sustancia estupefaciente y alimento espiritual de mis contemporáneos. Ateo sin fisuras como soy y, por tanto sin posibilidad de solicitar gracias conscientes a cualquiera de los seres imaginarios que pueblan sorprendentemente aún las mentes de la inmensa mayoría de mis coetáneos, tengo que aferrarme al poder del deseo, a la conjura de las puras fuerzas desiderativas para solicitar con todas mis ganas que


EL EQUIPO DE LA SELECCIÓN ESPAÑOLA PIERDA EL PRÓXIMO PARTIDO


y nos libremos de la desgracia de convertirnos en campeones de cualquiera que sea la copa que se juegue. La salud mental del país lo agradecerá, aunque no tanto los banqueros, políticos y empresarios, cuya riqueza y poder es inversamente proporcional al grado de estupidización social de un país.

Pero mi mayor interés personal es el horror de tener que asistir a la entronización como héroe nacional de un homínido atascado en un grado inferior de la evolución cuyo mayor aportación al pensamiento humanista occidental son las frases: negro de mierda y flores a mí, que no me cabe por el culo un pelo de gamba, cuando despreció miserablemente las que le obrecían amablemente los representantes de un municipio extranjero. Me refiero al entrenador Luis Aragonés, cuyo éxito le permitiría insultarnos tal vez también con su apestoso pensamiento sobre las mujeres, una vez conocido el que excreta sin mucho esfuerzo contra los humanos de otra raza y los de opciones sexuales alejadas (o no) de la suya. Ya se sabe: dime de que presumes... Aún estoy esperando la reacción de condena de cualquiera de los intelectuales también adictos al alcaloide de las pantorrillas peloteras.

Y ya calentito, acicatado de la bilis y de mala hostia por la agresión de los australopitecos aullantes y abanderados y ya puestos a pedir y a ofrecer, ofrecería a las autoridades de esta ciudad, atascada en las ideas para facilitar la consecución de la capitalidad cultural en una fecha aún lejana, que se plantearan un reto sorprendente, por racional y por desquiciado, pero que podría llamar la atención del mundo ilustrado. La declaración de

El eslogan se completaría con la organización de una serie de campañas de desintoxicación de la ciudadanía del veneno obnubilador del fútbol, una droga poderosa más peligrosa que cualquier otra, que fomenta la competitividad estéril y la vaciedad moral, el odio cerril al vecino, que propone como modelos para la infancia y la juventud personajes que se jactan de no haber leído jamás un libro, cuando no de más que dudosa catadura moral, la cultura del éxito sin esfuerzo, que jibariza las infinitas posibilidades de expresión del ser humano y una amplia oferta de cursos de readaptación para los más enganchados a alimentos espirituales más saludables y nutritivos. Al estilo de las organizadas contra el tabaco, el alcohol y las drogas.

Todo ello en el marco de la coyuntura de que el equipo de la ciudad, el Córdoba Club de Fútbol viene vegetando en los últimos años en categorías ínfimas y el entusiasmo de los aficionados se debe más a un voluntarismo de origen estrictamente vicioso, adictivo, que a reales merecimientos del mismo. Y de la feliz coincidencia de que a pesar de haber conseguido ascender a una cierta posición salvadora, la forza del destino ha venido a soplar con sus carrillos de angelote cachondo sobre la razón estética y moral haciendo que


A) Una reclamación, con más que fundadas probabilidades de prosperar, de un equipo rival en una misteriosa cláusula de régimen interno de al traste esperanzadoramente con las expectativas de ascenso.


B) El enjuiciamiento y probable condena por asociación mafiosa para encementar el litoral andaluz del propietario absoluto de club, uno de los más emblemáticos y ricos próceres (¿por qué me cambiará el corrector por poceros?) de la ciudad provoque una quiebra financiera del equipo y un más que seguro nuevo descenso a la categoría inferior por falta de pago de las nóminas de la plantilla.


Así que a la ocasión la pintan calva. En caso de permanencia es probable que el club se autodisuelva y el dinero que se salve de la quema pueda usarse para fines más nobles. Es algo que desde aquí deseamos ardientemente ¡Que gozada el ver el estadio que pagamos todos los ciudadanos convertido en un centro cultural multiusos (conciertos, talleres, etc), sede de la Orquesta Ciudad de Córdoba a la que el Ayuntamiento pretende disolver por falta de local y de interés, libre del aguardentoso aliento de los hinchas futboleros, del salvaje griterío de los aulladores humanoides voluntariamente descerebrados! Qué alivio la eliminación natural de los más simiescos entusiasmos callejeros propios de atrasadas sociedades tribales, el perder de vista la sonrisita estúpida y el tonillo infantiloide de tantos telepollas que se comen una desproporcionada porción del pastel informativo de este país o la eliminación de las sobredosis de euforizantes artificiales que los aficionados al patadesco espectáculo suelen derrochar en las victorias de sus iletrados ídolos, en perjuicio del interés por otras causas más racionales y humanísticas. Y last but not least la liberación del delicado alma de nuestra alcaldiosa, Rosa Aguilar, de las garras de la hipocresía por su autoimpuesta obligación de asistir y ofrecer una panoplia de patéticas muecas de falso entusiasmo a unos espectáculos que, como muchos de los lectores de este blog saben porque la conocen desde chica, desprecia íntimamente.

10 comentarios:

Kin El Bravido dijo...

En mi barrio, Ciudad Jardín, también han dado morcilla sin dejarme dormid, ¿cuál es el tuyo?

Soy fútbolero, pero respestuoso pasando las 00h no "moneo". No comparto el resto.

Un saludo del lector en las antípodas de tus opiniones.

Anónimo dijo...

aquí tienes otra posibilidad por si tu iniciativa fracasa :P

ánimo!! ;)

Elvira dijo...

Totalmente de acuerdo.
Ayer me arriesgué a salir un rato por la noche después del partido y las calles estaban colapsadas de alborotadores borrachos hinchas de "furbo", algunos de los cuales se dedicaron a destruir bienes de carácter público con regocijo. Cerca de los cuarteles tuvimos que observar el triste espectáculo de descerabrados fascistas escuchando el himno español franquista mientras agitaban las banderas españolas y daban mugidos de alegría, satisfechos de su propia estupidez.
La fuente de las Tendillas efectivamente volvió a ser profanada y me apuesto lo que sea a que el centro estuvo lleno de botellas y cristales rotos que tuvieron que ser eliminados a altas horas de la noche por la empresa de limpieza que todos financiamos con nuestros impuestos.

Me pregunto que, entre la Semana Santa, las romerías, las vacaciones de Navidad donde el consumismo de la población alcanza sus cotas más altas y hacen intransitables las calles, la Eurocopa, el Mundial, la UEFA, la Champions y la hostia de su puta madre, cuándo tendremos derecho aquellas personas que aún conservamos un poco de racionalidad e interés por los acontecimientos culturales (pero culturales de verdad) a pasear por las calles de nuestra ciudad sin tener que batallar con fanáticos religiosos/futboleros/ tradicionalistas que no sólo molestan a aquellos que aún tienen un mínimo de sensatez, sino que degradan con su comportamiento el lugar donde vivimos. Ojalá se potenciara más la cultura, los ambientes intelectuales y lugares de tertulia y debate bien argumentado. La música, la pintura, la lectura, el baile, el cine... ¿dónde quedan?
Ahogamos por el "A por ellos, oé" esta vez, si no han perecido en el incienso semanasantero.

SinDogmas dijo...

Yo aborrezco el fútbol, no tanto por el deporte en si mismo, si no por el afán tanto en medios de comunicación como entre la gente que me rodea, de imponermelo por narices.

Pero, pensándolo fríamente, si no fuera por el fútbol ¿como se canalizarían ciertos instintos tribales innatos en el ser humano?.

Pensar que el populacho iba a mostrar la misma unión y fuerza para luchar por cosas realmente importantes es muy bonito pero bastante ingenuo, así que por lo menos que esas energías nacidas de los mas básicos instintos se canalicen en algo que sea lo menos dañino posible, como la burrocopa de turno.

Pan y circo en definitiva, triste pero es así.

Anónimo dijo...

A mi también me repugna este ambiente futbolero que se sufre en Córdoba, aunque a diferencia del autor del blog deseo que gane España, eso si, con indiferencia respecto al deporte.
Por cierto Elvira ¿Que himno español franquista puesieron, el cara al sol? Me parece una salvajada y deberían ser penados, yo tambien he visto algunos aguiluchos. A mi que agiten las banderas monárquicas ni me va ni me viene, soy republicano pero entiendo que sea la bandera de la selección que represente a España y tampoco me molesta el himno marcha real aunque prefiero el himno nacional de riego.

Hugo López.

Elvira dijo...

El cara al sol, con saludo fascista incluído ;)

Mike dijo...

Curiosa cosa esta del fúrgo internasioná, curiosa cosa el ver como en torno a una pelotita, en torno a un inocente y bello deporte como es el fúrgo se arremolinan los deseos más bajos de que los nacionalismos más extremos se alimentan. Curiosa manera de unir a la masa bajo el agujereado paraguas de la Patria, Una Grande y Libre. Esto viene bien para reforzar débiles e inútiles lazos de unión entre la disparidad de los pueblos que conforman esta multinacional plaza de mercaderes que se llama España. Ese es el bien último que consigue el fúrgo, así se sabe y así se utiliza, siempre se ha hecho así. Entre las numerosas rojiguardas que estas semanas pululan por las terrazas de este infierno cordobés (bendito infierno por otra parte) me quedo con una que simboliza a la perfección ese logro, una rojiguarda con el puto pollo que ondea al viento en plena plaza de la Corredera, del mismo balcón en que hace unos meses colgaba un cartelón publicitario de las gaviotas erpañolas, símbolo como digo de esta gloria patriótica que es saberse triunfador de una batalla entre pueblos, la ausencia del miedo a la humillación pública por mostrar la verdadera cara del opio patriótico con que contentar la triste individualidad de los muchos que pueblan las calles de esta España sin hambre.

Kin El Bravido dijo...

Espero que duermas bien esta noche, yo ya he pitado lo que tenía que pitar (ahora son las 00:01h y llegué hace casi una hora a casa).

Mejor que la gente gaste el tiempo en fútbol que en armas, pedofilia, correr con el coche, robar, drogarse, dar por culo al vecino, ensuciar el campo...¿no?

harazem dijo...

Lo peor de todo es que los movimientos de masas que se basan en la fuerza conjuntiva del olor del establo sirven para cualquier cosa. Lo mismo para gritar como macacos en un estadio que para asaltar al pueblo de al lado o a un poblado de inmigrantes o gitanos. El pueblo no se comporta así naturalmente, amigo Ramón, el veneno existe y se puede inocular de muchas maneras y luego dirigir sus efectos hacia donde se quiera. La Iglesia fue experta siempre en ello, aunque a veces esa fuerza irracional que fomentaba se volviera en su propia contra. Los políticos nacionalistas también. El ejemplo de Yugoslavia está aún sangrante.

Y tampoco se trata de educación en un sentido casi místico o utópico, sino de que el poder político marioneta del económico no está interesado en que los ciudadanos se comporten como individuos, sino sólo como masa. Saben perfectamente los ciudadanos son peligrosos, porque piensan, los rebaños no, porque dejan tranquilamente que piensen por ellos.

Y por supuesto se trata del derecho de los no fumadores (no aficionados al fútbol) a tener que tragarnos continuamente el apestoso humo de los consumidores de basura futbolera.

Porque, independientemente de los partidos en sí, espectáculos como otros cualquiera, toda la parafernalia informativa ubicua y omnímoda del fútbol en los medios es pura basura, tan basura como la prensa o la tele rosa. Las declaraciones de los balbuceantes pelotistas, las minuciosas descripciones de los pelos del culo aplastados por una coz del lesionado de turno, los caretos de muñecos de cera con la mueca sonriente congelada delos telepollas deportivos... Y el silencio que hay sobre ese hecho responde a un contubernio intelectual: nuestros más insignes poetas, novelistas y pensadores suspenden cualquier actividad cada vez que hay partido.

Victorio dijo...

Amigo Harazem, no pudo ser...
y ganaron los bravos-mansos...

Salú.